Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Vestidos de gracia: Vestiduras figuradas en la Biblia"

Segundo trimestre (abril-junio) de 2011

Lección 11: "El vestido de bodas"

Para el 11 de junio de 2011

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 4 de junio

Lee Para el Estudio de esta Semana: Mateo 21; 22:1-14; Apocalipsis 21:2, 9; Eclesiastés 12:14; Daniel 7:10; Génesis 3:9-19.

Para Memorizar: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Rom. 8:1).

LA HISTORIA CRISTIANA TIENE MUCHAS PÁGINAS OSCURAS. Profesos seguidores de Cristo han hecho cosas horribles y la profecía indica que se hará todavía más mal, en el nombre de Cristo, antes de que él retorne.

Las parábolas que consideraremos esta semana son fascinantes, y revelan la triste verdad de que no todos los que profesan seguir a Cristo lo hacen. Por supuesto, ¿quién puede juzgar entre los fieles y los infieles? ¿Quiénes somos para mirar “la paja que está en el ojo de tu hermano, y no [...] ver la viga que está en tu propio ojo”? (Mat. 7:3). Solo Dios puede hacer ese juicio.

“Los convidados a la fiesta del evangelio son aquellos que profesan servir a Dios, aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. Pero no todos los que profesan ser cristianos son verdaderos discípulos. Antes de que se dé la recompensa final, debe decidirse quiénes son idóneos para compartir la herencia de los justos. Esta decisión debe hacerse antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo; porque, cuando él venga, traerá su galardón consigo, ‘para recompensar a cada uno según sea su obra’ (Apoc. 22:12)” (PVGM 251, 252).

 

Ir ArribaDomingo 5 de junio: Días de fervor

Mateo 21, al contar algunos de los últimos días del ministerio de Jesús, está lleno de drama, tensión y excitación. También revela la alarmante capacidad de nuestros corazones de engañarnos, y el poder del mal para cegar nuestras mentes aun a las verdades más obvias. Es fácil, ahora, mirar hacia atrás y pensar: ¿Cómo pudieron esos líderes ser tan duros, tan ciegos, frente a toda la evidencia que Jesús les había dado?

Sin embargo, no debemos engañarnos. ¿Hay alguna razón para pensar –aun con tanta luz– que somos muy diferentes? ¿No mostramos, a veces, una indiferencia obstinada hacia la verdad, especialmente cuando ella interfiere con nuestros pecados favoritos y nuestra mundanalidad? Claro, Cristo murió por nosotros, y el perdón está disponible para todos. Pero, esas mismas palabras también pueden decirse de las personas que aparecen en este capítulo, los que le dieron las espaldas a Jesús y actuaron contra él. Cuán cuidadosos debemos ser, porque nos engañamos a nosotros mismos al pensar que no podemos ser engañados.

Lee Mateo 21 completo, que es la espina dorsal de la parábola del capítulo siguiente. ¿Cuál es el tema básico del capítulo? Si tuvieras que dar un resumen de él en pocas palabras, ¿qué dirías? ¿Qué lecciones espirituales podemos obtener para nosotros mismos?

Las últimas dos líneas son las más fascinantes de todo el capítulo. No importa cuán endurecidos estuvieran los corazones del pueblo hacia Jesús, algo de su mensaje les llegó, porque sabían que él había estado hablando de ellos. Una cosa hubiera sido si no captaban nada, pero no fue así. Ese era el problema: parecieron haberlo entendido lo suficiente para querer sacar a Jesús del camino. Cuán fascinante era el hecho de que las multitudes judías atraídas a Jesús refrenaban a los líderes para no arrestarlo. Cuán triste es que quienes deberían haber sido maestros de los demás eran quienes tenían más que aprender y, en muchos casos, nunca lo aprendieron. Cuando finalmente lo hagan, será demasiado tarde (Rom. 14:10).

 

Ir ArribaLunes 6 de junio: La invitación del rey

Una cosa es tener un casamiento. Otra cosa es que un rey tenga un casamiento. Y ser invitado a un casamiento celebrado por un rey para su propio hijo debió haber sido realmente un gran honor. Las imágenes de unas bodas aquí, específicamente del hijo, son una referencia obvia a la relación entre Jesús y su iglesia (Apoc. 21:2, 9; Efe. 5:21-23).

Lee Mateo 22:1 al 8. ¿Cuál es la relación de esta parte de la parábola con lo que vimos en el capítulo anterior? ¿Qué tema aparece aquí?

Nota, también, que el rey hizo todos los preparativos: arregló el casamiento, preparó la cena, hizo matar a los animales. De hecho, el mensaje era: “Todo está listo; vengan a las bodas”. Al final, todo lo que la gente debía hacer era aceptar lo que se le ofrecía.

Además, nota los factores que hicieron que la gente despreciara la invitación. Algunos no la tomaron en serio, no creyeron que era importante. Eso podría simbolizar a los que hoy no toman en serio las demandas de Dios, que por diversas razones no se abren a la verdad. Otros “se fueron”. Jesús dijo que el camino a la salvación es angosto (Mat. 7:14); la gente encuentra toda suerte de excusas para evitar y rechazar la invitación. Para otros, el atractivo fueron sencillamente las cosas materiales. Y, finalmente, mientras algunos simplemente ignoraron la invitación, otros hasta persiguieron a los que la daban. Cualquiera que haya sido la razón, todos quedaron afuera. Piensa, además, acerca de las palabras del rey, que dijo que los que habían rechazado la invitación “no eran dignos”. ¿Cómo entendemos esto, a la luz de la universalidad de todos los pecados humanos y su condición pecaminosa? ¿Hay alguno de nosotros que realmente sea digno de ser invitado a la fiesta del rey? Al final “ser digno”, en el sentido bíblico, proviene de lo que Cristo hace por nosotros; nuestra dignidad no está en nosotros mismos sino en lo que permitimos que Dios haga por nosotros y en nosotros.

De las razones que dieron los que rechazaron la invitación, ¿cuál encuentras más difícil de manejar en tu propia vida? ¿Qué promesas puedes reclamar que te permitirán resistirla?

 

Ir ArribaMartes 7 de junio: Los que fueron a la fiesta

Después de que fueran rechazadas dos llamadas, el rey envió ahora otra: esta vez a “cuantos halléis” (Mat. 22:9), y ordenó a sus siervos que los invitaran a las bodas. Sin embargo, esta vez, la recepción fue diferente, porque, de acuerdo con el texto, ellos salieron y “juntaron a todos los que hallaron” (Mat. 22:10).

Lee el resto de la parábola (Mat. 22:9-14). ¿Quiénes vinieron a la fiesta de bodas? ¿Qué significa que fueron “juntamente malos y buenos”?

¿Notaste alguna vez que algunas de las personas más detestables, más mezquinas y más odiosas son profesos cristianos? ¿O que algunas de las personas más criticonas, hipócritas y malvadas son las que van a la iglesia, que reclaman las promesas de salvación y que profesan la certeza de la salvación?

Esto no es nada nuevo. ¿Cómo entendemos, por ejemplo, la fe de los Cruzados, tan dedicados al Señor Jesús que saquearon y despojaron a los que encontraban en su camino a la Tierra Santa? Un testigo ocular informó que “nuestras tropas hirvieron a adultos paganos en grandes vasijas. Empalaron a niños en palos agudos y los devoraron asados”. ¿Cómo pudieron esos horrores hacerse en el nombre de Jesús?

Es fácil (dices tú): Esta gente no eran cristianos reales. Pero ¿cómo lo sabes? ¿Cómo puedes juzgar sus corazones, qué se les enseñó, qué oportunidades tuvieron de saber mejor? ¿No podría ser que algunos más tarde se hayan arrepentido, reclamando las mismas promesas de perdón y gracia que nosotros reclamamos? ¿Qué dices acerca de los horrendos actos de quienes resultaron ser, al parecer, almas muy piadosas? ¿Quiénes somos nosotros para juzgar los corazones?

No deberíamos juzgar, pero Dios lo hace, debería hacerlo y lo hará (Rom. 14:10; Heb. 10:30; Ecl. 12:14; Dan. 7:9, 10). Los Adventistas del Séptimo Día llamamos a esto el “juicio investigador”, y se revela en esta parábola.

Piensa en algunas de las cosas que han sido hechas por profesos cristianos a lo largo de la historia y, a veces, en el nombre de Jesús. ¿Cómo nos ayuda esta parábola a comprender la manera en que Dios los tratará con justicia?

 

Ir ArribaMiércoles 8 de junio: Sin el vestido

¿Qué representa el vestido de bodas en la parábola? ¿Por qué el rechazo del vestido debe ser, literalmente, un asunto de vida o muerte eterna?

A menos que uno crea en “una vez salvo, siempre salvo”, ¿cuál es el problema con la idea de que Dios, en algún momento de la historia, en forma final y definitiva, separará el trigo de la cizaña (Mat. 13:24-30); los prudentes, de los insensatos (Mat. 25:1-13); los fieles, de los infieles (Mat. 25:14-30); y los que realmente están cubiertos por su justicia, de los que no lo están (Mat. 22:1-14)? ¿Los separará de entre los que han profesado seguirlo, especialmente cuando algunos de ellos hicieron y podrían todavía estar haciendo cosas horribles, tal vez aun en su nombre?

¿No habrá algún tipo de arreglo de cuentas, al final, entre los verdaderos y los falsos que reclaman las mismas promesas de salvación que nosotros siempre hacemos, especialmente en una religión cuya base es que eres salvo por lo que otro hizo por ti?

Piensa: si la salvación fuera puramente por nuestras obras, sería fácil; basta hacer la suma de todas ellas. Pueden alcanzar el nivel o no. Punto. Pero, en una fe donde la salvación descansa en los méritos de lo que algún otro ha hecho por nosotros, una fe en la cual la justicia necesaria para la salvación existe en otro fuera de nosotros, el problema llega a ser más sutil, más lleno de matices. Por eso, el juicio de Uno que nunca comete errores parecería más necesario aquí que en una religión en la que las obras son la norma.

Y ¿acerca de qué trata esta parábola? Dios separa lo verdadero de lo falso de entre los que han profesado seguirlo. Y ¿cuál es el factor decisivo? Es si ellos han sido revestidos con la maravillosa vestidura de justicia que Cristo ha ofrecido gratuitamente a todos.

Esta parábola hace una distinción importante entre ser miembro de una iglesia y ser un pecador salvado por la justicia de Cristo. Claramente no son lo mismo. Considera tu vida, tus actos, tus acciones, tus palabras, tus pensamientos, tus actitudes hacia amigos y enemigos. ¿Reflejan si estás vistiendo el manto de justicia o si eres alguien que solo ha venido a la fiesta?

 

Ir ArribaJueves 9 de junio: La investigación

Como ya se dijo, a menos que creas que una vez que la persona es “salvada” nunca puede caer, es difícil imaginar que Dios no hiciera una separación final entre los que están vestidos con su justicia y los que solo pretenden estar vestidos así. De eso se trata esta parábola. Otra vez, para una religión basada no en nuestras obras sino en las obras de algún otro por nosotros (que reclamamos por fe), ¿cómo no habría una separación divina final?

Lee Eclesiastés 12:14 y 1 Corintios 4:5 a la luz de Mateo 22:11. ¿Cuál es el punto que tienen en común, y por qué eso es importante?

Como adventistas del séptimo día, sabiendo de la gran controversia (Apoc. 12:7-9; 1 Ped. 5:8; Job 1, 2) y del interés del universo entero en este gran conflicto (Dan. 7:1-9; 1 Cor. 4:9; Efe. 3:10), fácilmente podemos rechazar el argumento –tomado de 2 Timoteo 2:19, “Conoce el Señor a los que son suyos”– usado contra la idea de que una investigación de las obras es bíblica. El Señor conoce a los suyos, pero el resto del universo, incluyéndonos a nosotros mismos, no.

Debemos recordar el cuadro grande: el interés de todo el universo en lo que está sucediendo aquí con el pecado, la rebelión, la salvación y el plan de Dios para tratar con todos de una manera abierta, justa y equitativa.

La idea de un juicio presupone una investigación. Considera Génesis 3:9 al 19: desde el primer momento después de que entró el pecado, Dios se involucró directamente, haciendo preguntas para respuestas que él ya conocía. Así como esta “investigación” no era para sí mismo (ayudó a Adán y a Eva a comprender la gravedad de lo que habían hecho), lo mismo puede decirse del “Juicio Investigador”: no revela nada nuevo para Dios; es para el beneficio de otros.

Así como en el Génesis, donde la gracia de Dios predominó sobre la sentencia de muerte (ver Gén. 3:15), su gracia hace lo mismo para todos los verdaderos seguidores de Dios, ahora y en el Juicio, ¡cuando lo necesitan más!

¿Una investigación de tus obras? ¿Sorprende que necesites que la justicia de Cristo te cubra todo el tiempo, o que la salvación tenga que ser por gracia y no por obras? ¿Qué esperanza tendrías si –cuando todas tus obras sean investigadas– no tuvieras el manto de Cristo cubriéndote?

 

Ir ArribaViernes 10 de junio

Para Estudiar y Meditar:

Lee “Ante el tribunal supremo”, Palabras de vida del gran Maestro, pp. 249-260.
“Pero el plan de redención tenía un propósito todavía más amplio y profundo que el de salvar al hombre. Cristo no vino a la tierra solamente por este motivo; no vino meramente para que los habitantes de este pequeño mundo acatasen la ley de Dios como debe ser acatada; sino también vino para vindicar el carácter de Dios ante el universo” (PP 55).

“Sin embargo, Satanás no fue destruido entonces. Los ángeles no comprendieron ni aun entonces todo lo que entrañaba la gran controversia. Los principios que estaban en juego habían de ser revelados con mayor plenitud. Y, por causa del hombre, la existencia de Satanás debía continuar. Tanto el hombre como los ángeles debían ver el contraste entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas. El hombre debía elegir a quién quería servir” (DTG 709).

Preguntas Para Dialogar:

  1. Piensa en la historia cristiana, piensa en las cosas terribles realizadas por cristianos profesos, y a menudo en el nombre de Jesús. Piensa en cómo las personas usaron su fe como cubierta, como manto, como justificación de algunos crímenes horribles. ¿De qué modo este hecho desafortunado nos ayuda a comprender mejor la necesidad de separación entre los profesos seguidores de Jesús, como se revela en esta parábola y en otros textos de la Biblia?

  2. Elena de White aclara bien que el manto de Cristo representa la justicia de Jesús que no solo nos cubre, o justifica, sino también nos cambia a su imagen y nos permite reflejar su carácter en nuestras vidas. ¿Cómo debemos entender las diferencias entre estas dos verdades esenciales, y por qué es importante que lo hagamos?

  3. Reflexiona sobre la realidad de la gran controversia y cuánto impacta e influye sobre nuestra teología como Adventistas del Séptimo Día. Abre tu Biblia y reúne todos los textos que puedas encontrar que muestren cuán bíblico e importante es este tema.

  4. Jesús terminó su parábola del vestido de bodas con estas palabras: “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mat. 22:14). ¿Qué piensas que quiso decir con esa afirmación, dado el contexto de la parábola?

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