Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El libro de Lucas"

Segundo trimestre (abril-junio) de 2015

Lección 10: "Seguir a Jesús en la vida diaria"

Para el 6 de junio de 2015

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 30 de mayo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Lucas 11:37-54; 12:4-21, 35-53; Amós 6:1; Lucas 8:4-15; 22:24-27.

Para Memorizar:  “Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe” (Luc. 17:5).

Aunque Jesús fue un gran maestro, nunca estableció una escuela de teología o de filosofía. Su propósito era “buscar y salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10). Vino para revelar el carácter de Dios, una revelación que culminó en la cruz, donde no solo mostró a la humanidad y a los mundos no caídos cómo era Dios realmente, sino también pagó la penalidad por el pecado de los seres humanos a fin de que, a pesar de su naturaleza caída, pudieran ser redimidos.

Al hacer esto, también creó una comunidad redimida, formada por todos los que, habiendo sido salvados por su muerte, eligieron copiar su modelo de vida y sus enseñanzas.

La invitación a ser parte de esta comunidad redimida es un llamado a una lealtad absoluta a quien los llama, a Cristo mismo. Lo que él dice llega a ser la ley de la vida para los discípulos. Lo que él desea llega a ser el único propósito de la vida del discípulo. Ninguna bondad externa o perfección doctrinal pueden ocupar el lugar de la lealtad total a Cristo y a su voluntad.

El discipulado, que debemos exclusivamente al Cristo que mora en nosotros, hace que ciertos sean requerimientos imperativos. No permite competencia ni sustitución.

 

Ir ArribaDomingo 31 de mayo: Huye del fariseísmo

De las más de ochenta referencias a los fariseos en los evangelios, casi el 25 por ciento se encuentra en Lucas. Los fariseos eran conservadores en lo doctrinal, a diferencia de los saduceos, que tenían ideas liberales. Los fariseos eran legalistas y, aunque profesaban creer en la gracia, enseñaban la salvación por guardar la ley.

Lee Lucas 11:37 al 54. ¿Qué advertencias hace Jesús, y cómo se manifiestan estos principios actualmente? ¿De qué forma podemos evitar algunas de las cosas contra las que advirtió Jesús?

Un repaso de los ayes (Luc. 11.42-54) sobre los fariseos y escribas muestra de qué modo afecta a cada generación el llamado a la verdadera religión, incluyendo la nuestra.
Por ejemplo, mientras devolver el diezmo es un reconocimiento gozoso de que Dios provee todo, nunca puede sustituir las demandas básicas del amor y la justicia en las relaciones humanas (vers. 42).

Los mismos que descuidan “la justicia y el amor de Dios”, aman en cambio “las primeras sillas en las sinagogas” (vers. 42, 43), lo que es perder el punto central de la verdadera fe.
Jesús advirtió que los que equiparan la verdadera religión con ritos externos son inmundos, como los que están en contacto con los muertos (Luc. 11:44; ver también Núm. 19:16). Es muy fácil confundir lo trivial con lo sagrado.

Además, Jesús pronunció un ay sobre los expertos de la ley que usan su educación y experiencia para imponer cargas religiosas intolerables sobre los demás, mientras ellos mismos “ni aun con un dedo” las tocan (vers. 46).

Además, los fariseos honraban a los profetas ya fallecidos, pero actuaban en contra de los que vivían. Mientras Jesús hablaba, algunos estaban tramando matar al Hijo de Dios. Más importante que honrar a los profetas es prestar atención a sus mensajes proféticos de amor, misericordia y juicio.

El último ay es terrible. Algunos a quienes se les habían confiado las llaves del Reino de Dios fracasaron en su tarea. En lugar de usar las llaves para animar al pueblo de Dios a entrar al Reino, lo habían dejado afuera y arrojado las llaves.

 

Ir ArribaLunes 1 de junio: Temed a Dios

“Temed a Dios, y dadle gloria” (Apoc. 14:7) es el primero de los tres mensajes angélicos, tan centrales en la vida y la fe adventistas. Temer a Dios no es tener miedo, como a menudo se piensa. Es darse cuenta de cómo es Dios y cuáles son sus demandas para nosotros. Es un acto de fe que involucra total lealtad a él. Dios llega a ser el único guía y árbitro de nuestra vida, de nuestros pensamientos, acciones, relaciones y destino. El discipulado basado en esa clase de “temor” se encuentra sobre un terreno seguro.

Lee Lucas 12:4 al 12. ¿Qué nos dice Jesús aquí acerca del temor?

El pasaje nos muestra a quién hay que temer y a quién no. No necesitamos temer a las fuerzas que solo pueden afectar nuestro cuerpo en el mundo presente. En cambio, debemos temer y obedecer a Dios porque en sus manos está nuestro destino eterno. No obstante, nuestro Dios –cuyos ojos están sobre el gorrión (Luc. 12:6) y quien ha contado nuestros cabellos (vers. 7)− es amante y se preocupa por nosotros; por ello, cada uno de nosotros es infinitamente precioso a su vista. Si realmente creyéramos eso, ¿cuántos temores terrenales se desvanecerían?

Lee Lucas 12:13 al 21. ¿De qué nos advierte Jesús?

Aunque Jesús rehúsa intervenir entre dos hermanos que se pelean por la división de su propiedad, enfatiza la relevancia del décimo mandamiento (Éxo. 20:17) contra el mal de la codicia, y señala una verdad importante para todos los tiempos: la vida no son cosas (Luc. 12:15). El hombre rico vivió en un pequeño mundo limitado a él solo. Ninguna otra cosa le importaba. Cuán cuidadosos debemos ser para no caer en la misma trampa; esto es especialmente vital para quienes han sido bendecidos con una abundancia de bienes materiales.

Aunque todos nos alegramos con las cosas materiales, piensa cuán poca satisfacción última pueden darnos, especialmente a la luz de la eternidad. ¿Por qué es todavía tan fácil cometer el error contra el cual Jesús nos advierte en Lucas 12:16 al 21?

 

Ir ArribaMartes 2 de junio: Estén preparados y vigilantes

En toda época, los que siguieron a Cristo necesitaron vigilancia y fidelidad; pero ahora, estando en el mismo umbral del mundo eterno, y teniendo las verdades que tenemos, tanta luz y una obra tan importante, debemos duplicar nuestra diligencia” (TI 5:435, 436).

Lee Lucas 12:35 al 53, y resume lo que estos versículos significan específicamente para ti, en especial si has esperado por mucho tiempo la segunda venida de Jesús.

Los cristianos no pueden darse el lujo de ser letárgicos o laxos. En el contexto de la segura venida, y por la hora desconocida de ella, deberíamos mantener ceñidas nuestras vestiduras y nuestras lámparas encendidas. La esperanza escatológica debe ser la fuerza impulsora de nuestra vida, nuestra preparación y fidelidad. Esta fidelidad en hacer su voluntad sobre la tierra y estar listos para encontrarnos con él en paz es lo que distingue a los siervos buenos de los malos.

Cualquier descuido en la fidelidad con el pretexto de que “mi Señor tarde en venir” (Luc. 12:45) es ponerse bajo la forma más severa del juicio de Dios (vers. 45-48). Cuanto mayor es el privilegio, mayor es la responsabilidad y, por ello, mucho se espera de los que mucho recibieron (vers. 48).

El juicio del antiguo profeta: “¡Ay de los reposados en Sion!” (Amós 6:1) parece reflejarse en la advertencia de Cristo de que el discipulado cristiano no es un estado de comodidad. Pablo explica que la vida cristiana es una guerra espiritual (Efe. 6:12). El foco está puesto en que cada cristiano está involucrado en el conflicto cósmico entre Cristo y Satanás, y la Cruz fija una línea clara entre ambos bandos. Solo por una fe constante en el Cristo de la cruz podemos obtener la victoria final.

“Porque a todo aquel a quien se ha dado mucho, mucho se le demandará” (Luc. 12:48). ¿Qué significa este texto para nosotros como adventistas?

 

Ir ArribaMiércoles 3 de junio: Sé un testigo fructífero

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en su concilio eterno “antes de la fundación del mundo” (Efe 1:4), establecieron el plan de salvación. Es decir, aun antes de que crearan al primer ser humano y, por supuesto, antes de que los primeros humanos pecaran, Dios tenía un plan para rescatar al mundo. El plan está basado en la cruz, y las buenas nuevas de la cruz deben ser contadas a cada habitante del mundo. La responsabilidad de ese testimonio está sobre cada cristiano.

“Y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hech. 1:8). La comisión final de Jesús subraya la importancia que el Señor puso sobre la función de testificación de sus seguidores.

¿Qué lecciones deben aprender esos testigos cristianos de la parábola del sembrador y los distintos terrenos? Luc. 8:4-15.

¿Cuál es la recompensa del testigo, y cuándo la recibirá? Luc. 18:24-30.

¿Qué enseña la parábola de las minas (Luc. 19:11-27) acerca de la fidelidad y de la responsabilidad al testificar?

En cada uno de estos textos, y en otros, se revelan los peligros, las responsabilidades y las recompensas de la testificación y la fe. Se nos ha comisionado con una responsabilidad solemne; pero, considerando lo que hemos recibido, ¡cuán poco se pide de nosotros!

 

Ir ArribaJueves 4 de junio: Ser un líder servidor

Lee Lucas 22:24 al 27. Aun mientras los discípulos preparaban la Última Cena, estaban discutiendo acerca de quién sería el mayor en el reino. ¿Cómo respondió Jesús a su disputa, y qué hay de revolucionario en su respuesta?

La respuesta de Jesús es única en la historia del liderazgo. Faraón, Nabucodonosor, Alejandro Magno, Julio César, Napoleón y Genghis Khan, todos vieron el liderazgo en términos de poder y autoridad sobre otros. Eso es muy similar al modo en que el mundo siempre actuó con relación al poder.

“Mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve” (Luc. 22:26). Al decir esto, el Señor del universo invierte la definición de liderazgo: “Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mat. 20:26-28).

Al definir de este modo la obra del siervo y la abnegación como los principios de su vida y su liderazgo, Jesús presentó una nueva dinámica de relaciones humanas: la satisfacción no proviene del poder sino del servicio; el liderazgo deriva su autoridad no del cargo sino de la condición de servidor; la transformación no comienza con el trono, sino con la cruz. Vivir es morir (Juan 12:24).

En Lucas 9:46 al 48 surgió algo similar entre los discípulos de Jesús acerca de quién sería el mayor. Los principios del mundo estaban todavía firmemente instalados en las mentes de los discípulos.

La respuesta del Maestro va al corazón del problema, y plantea uno de los desafíos más difíciles de la vida en general, y de la vida cristiana en particular. Las palabras de Jesús, especialmente aquellas sobre ser el “más pequeño entre todos vosotros” (vers. 48), muestran cuán completamente invertidas están las prioridades del mundo.

Con los principios del mundo tan completamente opuestos a lo que Jesús enseña aquí, ¿cómo habremos de sobrevivir si ponemos en práctica sus principios en nuestra propia vida?

 

Ir ArribaViernes 5 de junio

Para Estudiar y Meditar:

“¿Quién posee nuestro corazón? ¿Con quiénes están nuestros pensamientos? ¿De quién nos gusta hablar? ¿Para quién son nuestros más ardientes afectos y nuestras mejores energías? Si somos de Cristo, nuestros pensamientos están con él y nuestros más gratos pensamientos son para él. Todo lo que tenemos y somos lo hemos consagrado a él. Deseamos vehementemente ser semejantes a él, respirar su Espíritu, hacer su voluntad y agradarle en todo” (CC 57).

“En nuestra vida terrenal, aunque restringida por el pecado, el mayor gozo y la más elevada educación se encuentran en el servicio. Y en la vida futura, libre de las limitaciones de la humanidad pecaminosa, hallaremos nuestro mayor gozo y nuestra más elevada educación en el servicio: Dando testimonio; y mientras lo hacemos aprendemos de nuevo acerca de ‘las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria’ (Col. 1:27)” (Ed 309).

Preguntas para Dialogar:

  1. Jesús llamó necio al agricultor rico y exitoso (Luc. 12:20). Uno puede no ser rico o tener éxito, pero ¿qué nos convierte en necios a la vista de Dios?

  2. En algunas de nuestras iglesias, vemos dos grupos: el primero, los profesionales, ejecutivos, líderes de la comunidad y de la iglesia, y personas influyentes; todos reciben respeto, consideración y atención. El segundo, el grupo de personas silenciosas e insignificantes que viene y va sin que nadie las tome en cuenta. ¿Qué puedes hacer para que este segundo grupo se sienta tan importante como el primero?

  3. Aunque es fácil hoy despreciar a los fariseos por la forma en que pervirtieron la fe, ¿de que forma podemos estar seguros de que nosotros, quienes somos celosos de la fe, no estemos en peligro de cometer los mismos errores que ellos? ¿Cómo podemos permanecer firmes en lo que es recto sin llegar al fariseísmo? O aún más importante, ¿de qué manera decidimos qué es lo recto y qué es lo que debemos defender, a diferencia de “colar los mosquitos”?

  4. ¿De qué modo podemos mantener una actitud de vigilancia y preparación para el retorno de Jesús cuando, con cada año que pasa, es más y más fácil llegar a ser menos vigilantes?

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- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Arrepentimiento y reforma basada en Juan 17:17.


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