Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El libro de Job"

Cuarto trimestre (octubre-diciembre) de 2016

Lección 12: "El Redentor de Job"

Para el 17 de diciembre de 2016

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 10 de diciembre

Lee Para el Estudio de esta Semana: Job 19:25-27; Juan 1:1-14; Job 10:4, 5; Lucas 2:11; Gálatas 4:19; Lucas 9:22; Isaías 53:1-6.

Para Memorizar: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido” (Isa. 53:4).

Con la repentina aparición de Dios mismo, comenzando con el capítulo 38, el libro de Job llega a su clímax. Dios se reveló a Job de una manera poderosa y milagrosa, y esto resultó en la confesión y la contrición de Job. Dios,, entonces, reprendió a los amigos de Job por sus palabras equivocadas, y Job oró por ellos. “Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job” (Job 42:10), y Job vivió una vida larga y llena de vitalidad.

Sin embargo, hay algo insatisfactorio en la historia y el modo en que termina. Dios y Satanás, discutiendo en el cielo, ¿batallan por la vida del pobre Job? Sencillamente, no parece justo que Job tuviera que cargar con el impacto terrible de este conflicto entre Dios y Satanás, mientras Dios seguía en el cielo y miraba lo que sucedía.

No obstante, en la historia es más que esto, y se reveló muchos siglos después, en Jesús y su muerte en la cruz. Solo en Jesús encontramos sorprendentes y consoladoras respuestas a las preguntas que el libro de Job no contestó completamente.

 

Ir ArribaDomingo 11 de diciembre: Mi redentor vive

Cuando Dios se le aparece a Job en el capítulo 38, se revela a sí mismo como el Creador, quien “repartió conducto al turbión”, abrió “camino a los relámpagos” y hace “llover sobre la tierra deshabitada” (Job 38:25, 26). Pero, nuestro Dios no es solo el Creador. Tiene también otros títulos y funciones vitales.

Lee Job 19:25 al 27. ¿Qué revelan estas palabras acerca de la esperanza de salvación que tenía Job?

Con estos famosos versículos, Job muestra que él tiene algún conocimiento del Redentor, conocimiento que, aunque la gente muriera, había esperanza más allá de la tumba, y esta esperanza se encontraba en el Redentor, quien había de venir a la tierra un día.

Estas palabras de Job apuntan a la verdad más vital e importante de la Biblia: Dios como nuestro Redentor. Sin embargo, en un mundo caído, en un mundo de pecadores destinados a morir eternamente por sus pecados, necesitamos más que un Creador. Necesitamos también un Redentor. Y nuestro Dios es precisamente eso: tanto nuestro Creador como nuestro Redentor (ver Isa. 48:13-17), y con él en ambas funciones tenemos la gran esperanza de vida eterna.

Lee Juan 1:1 al 14. En este pasaje, ¿de qué modo vincula Juan a Jesús como Creador con Jesús como nuestro Redentor?

La alusión a Génesis 1:1, Dios como Creador, es obvia en Juan 1:1. Y si eso no fuera suficiente, las palabras que escribió más adelante –“en el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho [...] mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre” (Juan 1:10-12)– establecen el vínculo inseparable entre Jesús como Creador y como Redentor. De hecho, él puede ser nuestro Redentor solo porque es el Creador.

Si existiese solamente un Creador, pero no un Redentor, ¿qué esperanza tendríamos? ¿Qué dice tu respuesta acerca del porqué Jesús como Redentor es tan importante para nosotros?

 

Ir ArribaLunes 12 de diciembre: El hijo del hombre

En los primeros capítulos de Job, se nos dio una vislumbre de la realidad de la gran controversia entre Cristo y Satanás. Como sabemos, fue una batalla que comenzó en el cielo y, luego, llegó a la tierra (ver Apoc. 12:7-12); y en el libro de Job, aparece esa dinámica: un conflicto en el cielo que llega a la tierra. Tristemente para Job, ese conflicto específico sobre la tierra se centró en él.

Lee Job 10:4, 5. ¿Cuál fue la queja de Job? ¿Crees que tenía algo de razón?

Lo que planteaba Job era sencillo: Tú eres Dios, el Soberano del universo, el Creador. ¿De qué manera puedes saber qué es ser un humano, y sufrir las cosas que nosotros sufrimos?

¿De qué modo los siguientes textos responden a la queja de Job? Luc. 2:11; Juan 1:14; Luc. 19:10; Mat. 4:2; 1 Tim. 2:5; Heb. 4:15.

La queja de Job de que Dios no era humano y, por lo tanto, no podía conocer el dolor humano, fue respondida completa y plenamente con la venida de Jesús a la tierra. Aunque nunca perdió su divinidad, Jesús también fue plenamente humano y, en esa humanidad, supo lo que era sufrir y luchar, así como Job y todos los humanos lo hacen. De hecho, en todos los evangelios, vemos la realidad de la humanidad de Cristo y los sufrimientos que tuvo que soportar en nuestra humanidad. Jesús contestó la queja de Job.

“Cristo no tomó sobre sí una humanidad solo aparente. Tomó la naturaleza humana y vivió la naturaleza humana. [...] No solo fue hecho carne, sino fue hecho a semejanza de carne de pecado”.–“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 5:1.098).

Piensa en lo que significa que Jesús haya tomado la humanidad. ¿Qué nos debe decir esto acerca de cuán estrechamente puede él identificarse contigo en cualquiera de las luchas que estés afrontando ahora?

 

Ir ArribaMartes 13 de diciembre: La muerte de Cristo

¿Qué nos dicen los siguientes textos acerca de Jesús y el modo en que hemos de considerarlo? 1 Juan. 2:6; Gál. 4:19.

Sin lugar a dudas, Jesús es el hombre modelo. Su vida –su carácter– es el ejemplo que todos los que lo seguimos deberíamos procurar imitar, por la gracia de Dios. Jesús es el único ejemplo perfecto que tenemos sobre cómo vivir la clase de vida a la que Dios nos llama.

Sin embargo, Jesús no vino a esta tierra meramente para darnos un ejemplo. Nuestra condición de pecadores requería más que solo el desarrollo del carácter, como si reformar nuestros caracteres y modelarnos a su imagen fuera todo lo que se requería en su obra como Redentor. Necesitamos más que eso; necesitamos un Sustituto, Alguien que pague la pena por nuestros pecados: Jesús también vino para morir la muerte que nosotros merecemos, de modo que su vida perfecta se nos pueda acreditar como propia.

¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de la necesidad de la muerte de Cristo por nosotros? Mar. 8:31; Luc. 9:22; 24:7; Gál. 2:21.

Jesús tenía que morir por nosotros por causa de la obediencia a la Ley que, aunque central para la vida cristiana, no es lo que salva a los caídos. “¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley” (Gál. 3:21). Si alguna ley pudiera salvar al pecador, sería la de Dios, pero aún esa ley no nos salva. Solo la perfecta vida de nuestro Ejemplo perfecto, Jesús, podía salvarnos y, por eso, Cristo vino para ofrecer “para siempre un solo sacrificio por los pecados” (Heb. 10:12).

¿De qué modo tu propio registro del cumplimiento de la Ley te muestra tu necesidad de un Sustituto?

 

Ir ArribaMiércoles 14 de diciembre: Los sufrimientos del hijo del hombre

Lee Isaías 53:1 al 6. ¿Qué nos dice acerca de los sufrimientos del Señor en la cruz?

Jesús llevó nuestros dolores y tristezas (Isa. 53:4). Esto incluye los dolores y las tristezas de Job y de todo el mundo. Jesús murió en la cruz por el pecado de todos los seres humanos que alguna vez vivieron, que viven y que vivirán.

El libro de Job se pone en la perspectiva correcta solo en la cruz. El Dios que se reveló a Job es el que enseña a volar al águila, el que une los quarks y el sufrió más que lo que lo hizo cualquier ser humano. Él asumió el dolor y la angustia que cada uno de nosotros conoce; ninguno puede darle lecciones a Dios acerca del sufrimiento, porque en su humanidad cargó sobre sí mismo todo el que el pecado ha esparcido alrededor del Globo. Aunque, entre los hombres, solo nosotros conocemos nuestros propios dolores y tristezas, Jesús, en la cruz, los experimentó a todos.

El Dios que le preguntó a Job: “¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos? ¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?” (Job 38:33), es más increíble cuando notamos que, si bien él creó las “ordenanzas de los cielos”, tomó sobre sí la carne terrenal y, en ella, murió para “destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Heb. 2:14).

Visto a través de la Cruz, el libro de Job tiene más sentido porque la Cruz resuelve muchas preguntas que ese libro deja sin respuesta. Y la gran pregunta es cuán justo es Dios en el cielo mientras Job, en la tierra, sufre solo para ayudar a refutar las acusaciones de Satanás. La Cruz muestra que, por más que sufrió Job o cualquier ser humano, nuestro Señor voluntariamente sufrió mucho más que cualquiera, a fin de darnos la esperanza y la certeza de la salvación.

Job vio a Dios como el Creador. Después de la cruz, lo vemos como el Creador que llegó a ser nuestro Redentor (Fil. 2:6-8); y esto, tuvo que sufrir por el pecado más que ningún ser humano, incluyendo a Job. Así como Job, ¿qué podemos hacer ante este panorama, sino exclamar: “Me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:6)?

 

Ir ArribaJueves 15 de diciembre: Satanás desenmascarado

Lee Juan 12:30 al 32. ¿Qué dice Jesús acerca de Satanás en el contexto de la Cruz y de la gran controversia?

Después de hablar acerca de la muerte de Jesús en la cruz, Elena de White escribió sobre el impacto poderoso que esta tuvo en el cielo y en el universo que miraba la escena. “Los falsos cargos de Satanás contra el carácter del gobierno divino aparecieron en su verdadera luz. Él había acusado a Dios de buscar tan solo su propia exaltación con las exigencias de sumisión y obediencia por parte de sus criaturas, y había declarado que, mientras el Creador exigía que todos se negasen a sí mismos, él mismo no practicaba la abnegación ni hacía sacrificio alguno. Entonces, se vio que, para salvar una raza caída y pecadora, el Legislador del universo había hecho el mayor sacrificio que el amor pudiera inspirar, pues ‘Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo’ (2 Cor. 5:19). Se vio además que, mientras Lucifer había abierto la puerta al pecado debido a su sed de honores y supremacía, Cristo, para destruir el pecado, se había humillado y hecho obediente hasta la muerte” (CS 556).

Lee 2 Corintios 5:19. ¿De qué modo la muerte de Cristo reconcilió el mundo caído con Dios?

El mundo había caído en el pecado; se había abierto a las estratagemas de Satanás como se ve tan claramente, por ejemplo, en el libro de Job. Pero Jesús, al tomar sobre sí mismo la humanidad –aunque sin perder su divinidad–, formó un lazo inquebrantable entre el cielo y la tierra y, con su muerte, garantizó la destrucción final del pecado y de Satanás. En la cruz, Jesús pagó la pena legal por el pecado y, de ese modo, reconcilió al mundo caído con Dios. Aunque somos pecadores condenados a muerte, por fe podemos tener la promesa de vida eterna en Jesús.

No importa cuáles son los pecados que cometiste, Jesús pagó en la cruz el precio total de la penalidad por ellos. ¿Por qué esta asombrosa verdad debería cambiar tu vida y hacer que desees vivir en obediencia a él?

 

Ir ArribaViernes 16 de diciembre

Para Estudiar y Meditar:

“ ‘Ahora es el juicio de este mundo –continuó Cristo–; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos traeré a mí mismo. Y esto decía dando a entender de qué muerte había de morir’. Esta es la crisis del mundo. Si soy hecho propiciación por los pecados de los hombres, el mundo será iluminado. El dominio de Satanás sobre las almas de los hombres será quebrantado. La imagen de Dios que fue borrada será restaurada en la humanidad, y una familia de santos creyentes heredará, finalmente, la Patria celestial. Tal es el resultado de la muerte de Cristo. El Salvador se pierde en la contemplación de la escena de triunfo evocada delante de él. Ve la cruz, la cruel e ignominiosa cruz, con todos sus horrores, esplendorosa de gloria.

“Pero, la obra de la redención humana no es todo lo que ha de lograrse por la cruz. El amor de Dios se manifiesta al universo. El príncipe de este mundo es echado fuera. Las acusaciones que Satanás había presentado contra Dios son refutadas. El oprobio que había arrojado contra el Cielo queda para siempre eliminado. Los ángeles tanto como los hombres son atraídos al Redentor” (DTG 579).

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿De qué otras maneras puedes considerar cómo la vida y la muerte de Jesús respondió las preguntas que el libro de Job dejó pendientes?

  2. Piensa otra vez en lo que la Cruz nos revela acerca del carácter de Dios, especialmente cuando percibimos que Aquel que nos creó fue el que murió por nosotros en la cruz. ¿Por qué esta realidad nos da tanta esperanza y consuelo, sin tomar en cuenta cualquier prueba que estemos afrontando? ¿De qué forma esta verdad asombrosa nos enseña a confiar en Dios y en su bondad? (ver Rom. 8:32).

  3. Como vimos, el libro de Job mostró, entre otras cosas, que la gran controversia es un problema cósmico, y que el conflicto entre Cristo y Satanás tiene una dimensión que va más allá de la tierra misma. Imagina lo que debe haber sido, para las criaturas celestiales que solo conocían a Jesús en su gloria celestial, verlo pasar por lo que le ocurrió en la cruz. ¿De qué modo meditar en esta idea sorprendente nos ayuda a apreciar más lo que se nos ha dado en Jesús?

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Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Hebreos 2:14,15.


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