Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El Libro de Hechos"

Edición para maestros. Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2018

Lección 9: "El segundo viaje misionero"

Para el 1 de septiembre de 2018

 

Enseña a tu clase | Bosquejo de la Lección | Resumen
Ciclo de Aprendizaje:
Motiva | Explora | Aplica | Crea

 

El sábado enseñaré...

Texto Clave: Hechos 16:6-10; 18:9, 10.

 

Ir ArribaEnseña a tu clase a:

Saber: Reconocer la cooperación entre Dios y Pablo en su obra misionera: Dios anima a Pablo y lo manda adonde debe servir, y Pablo comparte y ajusta el mensaje del evangelio de acuerdo con sus diversas audiencias.

Sentir: Sentir la emoción y la confianza de saber que Dios estuvo presente cada vez que compartieron el evangelio.

Hacer: Avanzar con confianza pero con sensibilidad en sus respectivos campos misioneros.

 

Ir Arriba Bosquejo de la Lección

  1. Saber: Una asociación emocionante

    1. Aunque Dios le dio visiones para darle orientación y ánimo a Pablo, ¿qué tenemos nosotros que pueda darnos esos dos elementos?

  2. Sentir: Nunca solos

    1. Al igual que Pablo y Silas que cantaban a Dios en la cárcel filipense, ¿cómo podemos sentirnos tan cerca de Dios en situaciones difíciles, misioneras o de otro tipo?

    2. ¿Qué parte del segundo viaje misionero de Pablo te motiva especialmente y te da seguridad para seguir sus pasos?

  3. Hacer: ¡Anda!

    1. ¿Cuál es la razón principal en este momento que te impide compartir activamente tu fe en Cristo?

    2. Cualquiera que sea la respuesta anterior, ¿por qué no orar con un amigo para que Dios quite ese obstáculo?

 

Ir Arriba Resumen

Saber que somos colaboradores de Dios puede alejarnos del miedo o de la falta de confianza y darnos coraje para compartir el evangelio. Además, a partir del registro de los viajes misioneros de Pablo podemos aprender principios de cómo compartir.

 

Ir Arriba CICLO DE APRENDIZAJE

Texto destacado: Hechos 16:1-4, 22-24.

Concepto clave para el crecimiento espiritual: El segundo viaje misionero de Pablo merece nuestra atención por al menos dos razones: (1) el hecho de que haya seguido trabajando en circunstancias extremas es motivador, y (2) la forma en que ministraba a diversas audiencias es instructiva.

 

Ir ArribaPASO 1: ¡Motiva!

Solo para los maestros: El segundo viaje misionero de Pablo está lleno de una fascinante variedad de experiencias diversas: exorcismos, testimonios silenciosos a orillas del río, azotes, conversiones, rechazos, evangelización pública, encarcelamiento, ataques caóticos de la multitud y otras. Hay una tendencia a evaluar la presencia de Dios y su voluntad en nuestra vida en base a un espectro de buenos o malos resultados. La crónica de las hazañas de Pablo desafía esa noción y muestra que nosotros, al igual que Pablo, podemos estar en el centro de la voluntad de Dios y, sin embargo, a la vez experimentar desafíos terribles y sufrimiento total. Comparte la siguiente historia, y luego subraya que, por más que nos guste vernos como el anciano sabio, instintivamente respondemos como los vecinos.

Diálogo inicial: Una antigua parábola nos cuenta de un anciano cuyo caballo escapó de sus establos. Sus vecinos fueron a consolarlo. “Qué mala suerte”, se lamentaron. Pero el anciano no pareció afectado y respondió: “No sé si es algo malo o bueno”. Un poco confundidos, los vecinos se fueron a su casa. Más tarde, los vecinos volvieron al enterarse de la noticia de que el semental que se escapó había regresado, trayendo consigo una manada de caballos que llenaron los compartimientos del establo del anciano. “Tienes una suerte impresionante”, dijeron los vecinos entusiasmados. El anciano volvió a reflexionar: “Si es algo malo o bueno, no puedo decirlo”. Una vez más, los vecinos se fueron a su casa, solo para regresar más tarde a consolar al hombre porque su hijo se había lastimado el pie al montar uno de los caballos nuevos. Los vecinos y el anciano intercambiaron las mismas reflexiones metafísicas que antes sobre el último acontecimiento. Finalmente, el ejército local pasó por la ciudad, obligando a todos los jóvenes físicamente aptos a sumarse a ellos en un peligroso ataque tribal. El hijo del anciano quedó exento debido a su lesión. Los vecinos una vez más regresaron y felicitaron la buena suerte del anciano, pero por supuesto, se encontraron de nuevo con una sabiduría que no poseían.

Preguntas para analizar:

  1. Imagina que eres compañero de Pablo y que tienes la mentalidad de los “vecinos”. ¿Cuánto tiempo piensas que durarías en cualquiera de sus viajes misioneros?

  2. ¿Tenemos que suavizar nuestra descripción del carácter de Dios para dar cabida al hecho de que él permitiera que Pablo sea despojado y azotado con varas (Hech. 16:22)?

 

Ir ArribaPASO 2: ¡Explora!

Solo para los maestros: Esta lección aborda dos temas relativamente diferentes en la experiencia de Pablo: (1) una reflexión sobre las penurias que sufrió y (2) una estrategia misionera básica que utilizó. Siéntete libre de centrar la atención en uno o en ambos temas. Hasta ahora, la temática ha sido las pruebas personales de Pablo. Para mantener la secuencia bíblica, en la sección Comentario de la Biblia primero se analizará su estrategia misionera, y luego las penurias que sufrió.

Comentario de la Biblia

I. Eliminación de obstáculos innecesarios

(Repasa, con tu clase, Hech. 16:1-5.)

La ironía es notoria al pasar del veredicto sobre la circuncisión en el concilio de Jerusalén (Hech. 15:19, 20) a la próxima mención de la circuncisión (Hech. 16:3). Con una carta que anula la necesidad del rito pactual en una mano, y un instrumento cortante en la otra, Pablo realiza la circuncisión de Timoteo. La razón que da es: “por causa de los judíos” (Hech. 16:3). Una cosa era liberar a los gentiles creyentes de la circuncisión, pero liberar a los judíos del antiguo rito era una cuestión totalmente diferente. Por otro lado, Pablo personalmente considera que la circuncisión no es un problema, y repite en varias cartas que ni la circuncisión ni la incircuncisión “vale[n] nada” (1 Cor. 7:19; Gál. 5:6, 6:15). Sin embargo, Pablo por cierto no quiere tener fama de ser quien les haya dicho a los judíos “que no circunciden a sus hijos” (Hech. 21:21).

Pero justo aquí, en el nexo de la convicción teológica y la práctica misionera, Pablo muestra que siempre es consciente y considerado con las convicciones de su audiencia. Un subtexto recurrente de su misionología es que la corrección teológica no necesariamente dicta la práctica. Con un supuesto reconocimiento de lo que es esencial y lo que no, Pablo invoca un criterio de infracciones en una serie de cuestiones. Pablo y Timoteo sin duda creen que la circuncisión es innecesaria, pero para no ofender a su audiencia, cumplen con convicciones distintas a la suya. ¿Deberíamos consumir alimentos ofrecidos a los ídolos? Teológicamente, Pablo sabe que “un ídolo nada es” y admite que no somos “más” si comemos ni “menos” si nos abstenemos de ese alimento (1 Cor. 8:4, 8). Sin embargo, no todos los cristianos están convencidos, entonces Pablo explica que no es lo que uno come, sino con quién comes, lo que se vuelve determinante (Rom. 14).

Ser sensible a la conciencia ajena, no ejercer sus propias convicciones de manera unilateral, no ser un obstáculo: estas son las consideraciones que sustentaron el ministerio eficaz del apóstol Pablo.

Considera: Timoteo también merece reconocimiento. Fue él quien soportó el verdadero dolor físico por el simple hecho de no ofender a los demás judíos. ¿De qué otras formas podemos seguir el ejemplo de Timoteo hoy?

II. Encontrar la Providencia en el caos

(Repasa, con tu clase, Hech. 18:9, 10; 2 Cor. 11:16-29.)

Indudablemente Dios acompañó a Pablo durante sus viajes misioneros. Si Pablo hubiera tenido alguna duda, esta se habría disipado ante la aseveración visionaria de Dios, “yo estoy contigo”, que Pablo recibió en Corinto (Hech. 18:10). Esta construcción sin adornos de que Dios está “con” alguien es un sello distintivo de la intimidad y la providencia divinas. Los “patriarcas” abusaron de José, el hijo de Jacob, pero Esteban asegura que “Dios estaba con él” (Hech. 7:9). La explicación de Pedro a Cornelio y su familia acerca del milagroso poder sanador y de las buenas obras de Jesús fue que “Dios estaba con él” (Hech. 10:38). Como hito del Nuevo Testamento, Jesús viene como Emmanuel, es decir, “Dios con nosotros” (Mat. 1:23), y prefigura el eterno cielo nuevo y la nueva tierra, donde “Dios mismo estará con ellos” (Apoc. 21:3).

Pero ¿qué se puede esperar de una vida “con Dios”? Esa asociación, ¿conlleva protección especial, conducción divina o paz interior? Tal vez los tres, pero ten en cuenta lo que Pablo incluyó en su resumen de su ministerio “con Dios”: cinco azotes, cada uno con cuarenta latigazos menos uno; o dicho de otra manera, doscientos latigazos menos cinco, que hacen un total de 195 latigazos; tres palizas con varas; un apedreamiento; tres naufragios, incluyendo una noche y un día a la deriva en el mar; peligros varios; insomnio; hambre; sed; frío y desnudez (2 Cor. 11:24-27). Y finalmente el martirio.

La extensa descripción de la vida de Pablo en Hechos, una vida que es sabido que estaba bajo el cuidado de Dios, nos brinda la oportunidad de alinear debidamente nuestras expectativas del servicio cristiano con la realidad de una vida “con Dios”. Primero, debiera observarse que el profundo sufrimiento de Pablo no niega el cuidado protector personal de Dios. Desafortunadamente, en la mayoría de los casos desconocemos los hechos que Dios impide. Es interesante notar que Dios le prometió a Pablo en Corinto: “Ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal” (Hech. 18:10). El hecho de permitir que se sanaran las heridas de Pablo de Filipos y proporcionar un alivio psicológico de las (según los estándares actuales) torturas muestra que Dios puede poner límites al sufrimiento (comparar con Job 1:12, 2:6).

En segundo lugar, el sufrimiento puede servir para propósitos superiores. Las palizas y el encarcelamiento de Pablo en Filipos llevaron a la conversión de un anónimo carcelero romano y su familia. Además, las aflicciones de Pablo pusieron en marcha una cadena de acontecimientos que llevó a los magistrados romanos a pedirle disculpas a un apóstol cristiano (Hech. 16:39). De hecho, el César le rindió homenaje a Cristo. Por último, el sufrimiento puede servir para autenticar nuestro compromiso con Cristo. Pablo relata una letanía de padecimientos que soportó al defender su ministerio contra los ataques de falsos apóstoles (2 Cor. 11:13-29). Hablar es fácil, y la profesión religiosa puede ser efímera. Jesús predijo que los oyentes de los “pedregales”, que de inmediato reciben con gozo la “palabra del reino”, pueden “tropezar” fácilmente cuando surge la aflicción o la persecución (Mat. 13:19-21). A la inversa, las tribulaciones constantes servirían para poner a prueba la autenticidad. Pablo pasa la prueba y, por la gracia de Dios, nosotros también lo haremos.

Pregunta para dialogar:

¿Cómo le responderías a alguien que creyó que las pruebas fueron el resultado del desagrado de Dios?

 

Ir ArribaPASO 3: ¡Aplica!

Solo para los maestros: El dolor y el sufrimiento en el mundo es el hecho número uno que se utiliza para negar la existencia de Dios. Aunque los cristianos quizá no sucumban a ese argumento exactamente, igualmente pueden negar la presencia de Dios en su vida a causa del dolor y el sufrimiento. Comunícale a la clase que el sufrimiento es un tema complejo y que no debiéramos apresurarnos a asumir que el sufrimiento supone que Dios nos abandonó.

Pregunta de aplicación:

¿Cuántas razones para el sufrimiento se te ocurren, y cómo interviene Dios en cada caso?

 

Ir ArribaPASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: Si hay buena predisposición, fomenta un ambiente de vulnerabilidad en el que te ofrezcas en primer lugar para realizar la actividad siguiente.

Actividad:

Comparte una experiencia personal de sufrimiento que ahora ves de manera diferente a la luz de la providencia de Dios.

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