Biblioteca de Assurbanipal

El autor(a) Ariel Acosta, así como Elvia del Castillo, Dayner Acosta y Luis Amador, al momento de redactar este trabajo eran estudiantes del Seminario Teológico Adventista de Cuba.

Categoría: Artículos, Estudios, Investigaciones

El único rey asirio que se enalteció en la literatura, el rey soldado y erudito que se jactaba de su buena y excelente educación, el patrón de las artes y las letras, ese fue Assurbanipal.

Fungió como rey de Asiria entre el 669 a.C. al 627 a.C., último de sus grandes gobernantes, quien fue conocido también como Sardanápalo, tal y como lo nombraron las fuentes griegas. Heredó un gran reino que abarcaba desde el norte de Egipto hasta Persia y hacia el 652 a.C. extendió su dominio hasta el sur de Egipto y oeste de Anatolia. Aunque el imperio asirio alcanzó su máxima plenitud con Assurbanipal, durante su reinado aparecieron los primeros signos de declive de su reino. La literatura y arte asirio llegaron a su apogeo durante su reinado. Fue uno de los pocos gobernantes cultos del antiguo Oriente Próximo. Leía las tabletas de barro de Sumer y el oscuro escrito acadio que es difícil de dominar, y se gozaba en leer las inscripciones en piedra de la época anterior al diluvio. Él mismo expresa en una de sus inscripciones: “Yo, Assurbanipal, aprendí en palacio la sabiduría de Nebo, el arte completo de escribir en tabletas de arcilla de todas clases. Me hice experto en varias clases de escritura... leí las bellas tabletas de arcilla de Sumer y la escritura acadia, que resulta difícil de dominar. Experimenté el gozo de leer inscripciones hechas en piedra, pertenecientes a la época anterior al diluvio”. Era tan grande su interés en la literatura y la erudición, que al subir al trono, reprimió rápidamente, un levantamiento en Egipto, conquistó Lidia y Persia; después de consolidar su reino, se dio a al tarea de la erudición hasta llegar a ser el monarca más poderoso y culto de su época, siendo uno de los más grandes patrocinadores de la literatura del mundo. Envió escribas eruditos a Asur, Babilonia, Cuta, Nipur, Acad, Erec y otros centros estratégicos a lo largo y ancho de su vasto imperio, donde se reunieron y copiaron libros de arcilla. Sus residencias reales, especialmente en Nínive, estaban decoradas con magníficos relieves que representaban escenas de guerra, de la caza de animales salvajes y la vida diaria del palacio. Estos relieves podían verse también en los templos y edificios públicos que construyó. Vemos que a pesar de sus constantes actividades militares dejó un rico legado cultural.

Es significativa su dedicación a la literatura. Sostuvo una escuela de escribas que se encargó de preservar la literatura y lingüística de los sumerios y acadianos, ellos reunieron la primera gran biblioteca de la zona, que se convirtió en el monumento perenne de este rey. Estaba reunida allí, cuidadosamente copiada en unas 5 000 tablillas, la mayor parte de la extensiva producción literaria del país, todo lo que entonces se consideraba digno de ser conservado y releído. Al completarse la biblioteca llegó a tener cerca de 100 000 volúmenes. En el año 1853 d.C, dando continuidad de sus excavaciones previas con Layard, Rassam desenterró en Nínive el palacio del rey Assurbanipal, en el cual había un bello bajo relieve de gran tamaño que representaba al rey de pie en un carro de guerra, disponiéndose a salir a una expedición de cacería, mientras sus servidores le entregaban las armas para la caza. En dos pisos contiguos de altas cúpulas, se descubrieron amontonadas en los pisos miles de inapreciables tablillas de arcilla, que resultaron ser una gran porción de la Biblioteca de Assurbanipal. Layard también trabajó en este hallazgo, extrajo tablillas de arcilla cubiertas con caracteres cuneiformes. Estas variaban en su tamaño desde 1 hasta 12 pulgadas cuadradas. Las tablillas parecían haber estado organizadas y la biblioteca parecía haber sido un lugar público. Finalmente los restos arqueológicos fueron transportados hacia el Museo Británico de Londres. Se han excavado hasta ahora cerca de 30 000 textos.

Veinte años más tarde (1872 d.C.) una de las tabletas causó una gran sensación cuando el asiriólogo George Smith, mientras trabajaba en el Museo Británico, comprendió que la misma contenía un relato acerca del diluvio. La tradujo y publicó, aunque hoy sus traducciones son consideradas algo anticuadas. Al fijar sus ojos en las palabras “la barca descansó sobre la montaña de Nisir”, se sintió muy emocionado, al igual que el Sr. Gladstone, el Decano Stanley y el propietario del periódico London Daily Telegraph. El Sr. Smith fue enviado a Nínive, donde mediante búsqueda diligente halló la otra porción de la tableta que contenía los diecisiete renglones que completaban el recuento caldeo del diluvio. Se le dio a este hallazgo el título de “Epopeya de Gilgamesh”. Más tarde encontró las tabletas de la creación según los babilonios, las cuales publicó en 1876 bajo el título de “Recuento Caldeo del Génesis”, al que también se le denomina Enuma Elish. Entre otras obras encontradas tenemos el descenso de Ishtar al mundo bajo; la leyenda Etana, quien huyó del cielo en un águila; otra leyenda que cuenta que Sargón de Acadia fue salvado al nacer como Moisés, en su cesta de juncos en el río Éufrates, al ser rescatado por la diosa Ishtar; se encontró además gran cantidad de literatura de sabiduría, incluyendo el poema del Justo Sufriente, a menudo descrito como el Job de Babilonia; Himnos; parábolas y cuentos populares.

La estructura y contenido internos de la biblioteca resultan bien interesante si tenemos en cuenta que un libro babilónico o asirio consistía en varios departamentos, formados por tabletas de arcilla cuadradas escritas por ambos lados, cuidadosamente paginadas y apiladas una sobre otra en orden. Muchos de aquellos libros fueron copiados de tabletas babilónicas prestadas, aunque un gran número fueron, evidentemente, compuestas durante el reinado de Assurbanipal. Se prepararon listas completas de plantas. Árboles, metales y minerales. Además, se hizo un catálogo de todas y cada una de las especies animales conocidas, donde se clasificaron en familia y género. Lenormant dice: “Nos quedamos bien asombrados de ver que los asirios ya habían inventado una nomenclatura científica, similar en principio a la de Linneaus”. Se podían encontrar también libros religiosos explicando el nombre, funciones y atributos de cada dios, encantos mágicos con los cuales ahuyentaban los malos espíritus, y poemas sagrados parecidos en estilo a los salmos de David. Estaban las copias de las ya entonces reliquias babilónicas acerca de la Creación, el Diluvio y la Torre de Babel, que son como narrativas del Génesis, aunque fueron escritas cientos de años antes de que Moisés naciera. Había numerosos trabajos sobre gramática pues los asirios hallaron su lenguaje tan complicado que multiplicaron esfuerzos en reproducir léxicos y gramáticas para explicar y simplificar mejor su lengua. Vale decir que dichos libros, escritos para ayudar al aprendiz asirio durante 2500 años en el pasado, han sido encontrados sin valor alguno para el estudiante actual en el propósito de entender mejor dicha lengua. Toda esta vasta colección, recopilada con mucho cuidado por el rey, cayó con el palacio cuando fue destruido por su hijo Saracus; se rompieron la mayoría de los fragmentos. El descubrimiento de la Biblioteca de Assurbanipal ha tenido una notabilísima significación, tal vez este ha sido el descubrimiento más importante de Mesopotamia.

A través de ella el hombre moderno puede:

  1. Conocer muchos de los más valiosos textos cuneiformes en tabletas.

  2. Cómo los pueblos del cercano oriente interpretaban presagios que fueron derivados del estudio del hígado y de las entrañas de los animales sacrificados o de los movimientos del hombre, animales, pájaros o cuerpos celestes.

  3. Las listas de reyes y datos astronómicos ayudan a los eruditos a establecer una cronología precisa del mundo antiguo.

  4. Hizo posible el desarrollo de la Asiriología como un estudio serio con lenguaje, escritura y literatura, pues para los asiriólogos es una de las fuentes más ricas y fundamentales de los conocimientos sobre el pensamiento de este país.

Bibliografía consultada

  1. Arthur Buttrick, George. The Interpreter's Dictionary of the Bible. Abingdom. Nashville, 1962. Pág 257.

  2. Benton, William. Publisher. Enciclopaedia Britannica. Enciclopaedia Britannica, Inc. Chicago: London: Toronto. 1960. Tomo 11, págs 568-69.

  3. Bottero, Jean. Introducción al Antiguo Oriente de Sumer a la Biblia. Grijalbo. Mandadori. 1996. Pág 210.

  4. Dorman Steel, Joel. A Brief History of Ancient, Medieval, and Modern Peoples. American Book Company. New York: Cincinnati: Chicago. 909. Págs. 54, 55.

  5. Hunter Wright, Ernest. Richards Topical Encyclopedia. The Richards Company, Inc. New York. 1957. Vol. 5, pág. 14.

  6. Myers C, Allen C. The Eerdmans Bible Dictionary. William B. Eerdmans Publishing Company. Grand rapids, Michigan.1987, pág. 99.

  7. Nichol, Francis D. Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día. Publicaciones Interamericanas. Pacific Press Publishing Association. 1ra Edición. 1981. Tomo I, págs. 119, 123.

  8. Pfeiffer, Charles f. Diccionario Bíblico Arquelógico. Editorial Mundo Hispano. Pág.120.

  9. Thompson, Frank Charles. Biblia de Referencia Thompson. Editorial Vida. Pág 4438.

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