Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Los orígenes"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2013

Lección 12: "La Creación y el Evangelio"

Para el 23 de marzo de 2013

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 16 de marzo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Génesis 3:21; Salmos 104:29, 30; Juan 1:4; Romanos 5:6-11; Gálatas 3:13; Mateo 27:46.

Para Memorizar: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Cor. 15:22).

En el informe bíblico, Adán y Eva fueron creados a imagen de Dios, sin ningún defecto moral. Pero tuvieron libre albedrío, un requisito previo para que puedan ser capaces de amar. Cuando Adán y Eva se rebelaron contra Dios, cayeron bajo el poder de Satanás (ver Heb. 2:14), un acto que puso también a todo el mundo bajo el poder del enemigo. Sin embargo, Jesús vino para destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8) y liberarnos de su poder. Lo hizo al morir en nuestro lugar, y ofrecernos su vida. En la cruz, Jesús llegó a ser pecado por nosotros (2 Cor. 5:21) y experimentó la separación de su Padre que provoca el pecado. Por su muerte, Jesús restauró la relación entre Dios y la humanidad que había sido quebrada por el pecado de Adán y Eva.

Todos estos puntos están lógicamente vinculados con la historia de la Creación. La Creación entra en el cuadro otra vez cuando el poder del Dios Creador se ejerce para crear un nuevo corazón en sus hijos (2 Cor. 5:17), renovando la imagen de Dios dentro de nosotros y restaurando nuestra relación con él.

 

Ir ArribaDomingo 17 de marzo: La gracia en el Edén

Como todos sabemos muy bien, los primeros humanos, seres perfectos creados “a la imagen de Dios”, cayeron en pecado, que trajo la muerte. Habían sido advertidos, y ellos comprendieron lo que les dijo. Eva hasta repitió a la serpiente lo que Dios había dicho. No obstante, pecaron de todos modos. A veces nosotros, como Eva, somos llevados al pecado por engaño; mientras en otras ocasiones, como Adán, pecamos intencionalmente. De cualquier manera, somos pecadores, culpables de transgredir la ley de Dios.

Lee Génesis 3:9 al 15. ¿Cuál fue la reacción de Dios al pecado de Adán y Eva?

Dios realizó un juicio, un “juicio investigador”. El propósito del juicio no era para que Dios pudiera conocer los hechos. Él ya los conocía. El propósito era darle a la pareja la oportunidad de aceptar la responsabilidad por sus acciones, el primer paso hacia el arrepentimiento y la restauración. Dios les preguntó qué había sucedido, y ellos confesaron, aunque de mala gana. Aunque eran culpables y aunque su pecado produjo consecuencias inmediatas, Dios les dio la primera promesa del evangelio en el Edén (ver la lección 6).

Lee Génesis 3:21. ¿Qué acto de gracia adicional se les reveló?

La muerte vino de una manera inesperada. En lugar de la muerte inmediata de Adán y Eva, uno o más animales murieron. Imagínate los sentimientos de Adán mientras el animal moría, tal vez en su lugar como un sacrificio. Era la primera vez que Adán había visto la muerte, y debe haberle producido un enorme dolor mental. Luego, Dios les quitó las pieles a los animales, y con ellas les fabricó túnicas. La túnica fue puesta sobre el cuerpo de Adán para cubrir su desnudez. Cada vez que la miraba o la sentía, seguramente le recordaba lo que había hecho y lo que había perdido. Más importante, era un recordativo de la gracia de Dios.

Sin duda todos deberíamos apreciar mucho la gracia de Dios hacia nosotros. ¿Qué mejor manera de revelar ese aprecio que mostrar gracia a otros? ¿A quién, aunque no la merezca, podrías mostrarle gracia ahora mismo?

 

Ir ArribaLunes 18 de marzo: El pecado y la muerte

En Génesis 3:19 se le dijo a Adán que cuando muriera volvería al polvo de donde había sido tomado. Lo mismo nos ocurre a nosotros. Nota: no volvemos a ser monos, porque no fuimos hechos a partir de monos. Fuimos hechos del polvo, y es a ese polvo al que volvemos en la muerte.

Lee Génesis 2:7; Salmos 104:29, 30; Juan 1:4; Hechos 17:24, 25. ¿Cuál es la importancia de estos textos para nosotros? ¿Cómo debería impactar esta verdad en cómo vivimos?

La vida es un fenómeno maravilloso. Todos estamos familiarizados con la vida, pero todavía hay algo misterioso acerca de ella. Podemos despedazar un organismo viviente, pero al fin no encontramos nada sino diversas clases de átomos y moléculas. Podemos recoger las moléculas en un recipiente y calentarlo o pasar por él una chispa eléctrica o hacer muchos otros experimentos, pero no lograremos que viva otra vez. No hay un ente llamado “vida” que exista dentro de un cuerpo viviente o una célula viviente. La vida es una propiedad del sistema viviente entero, no una entidad que pudiera ser separada de las células.

Por otro lado, sabemos mucho acerca de cómo producir la muerte. Hemos diseñado muchas maneras de matar las cosas vivientes. Algunos de estos métodos revelan en detalle asombroso la violencia y la crueldad de nuestros corazones pecaminosos. Podemos producir la muerte, pero la creación de la vida está más allá de nuestro alcance. Solo Dios tiene la capacidad de crear organismos vivientes. Los científicos han tratado de crear vida, pensando que si pudieran hacerlo tendrían una excusa para no creer en Dios. Hasta ahora, todos esos esfuerzos han fallado.

Lee Isaías 59:2. ¿Cómo afecta el pecado nuestra relación con el Dador de la vida?

Si la vida solo viene de Dios, entonces al separarnos de Dios nos separamos de la fuente de la vida. El resultado inevitable de la separación de Dios es la muerte. Aun si uno viviera 969 años, como Matusalén, la historia termina todavía con un “y murió”. El pecado, por su propia naturaleza, causa la separación de la vida, y el resultado es la muerte.

 

Ir ArribaMartes 19 de marzo: Cuando aún éramos pecadores...

En toda la Biblia encontramos que la respuesta de Dios a la pecaminosidad humana es redentora por naturaleza, y está motivada por el amor genuino y abnegado. Él habría estado plenamente justificado si hubiera entregado a Adán y Eva al poder destructivo de Satanás; después de todo, ellos habían hecho su elección. Pero Dios sabía que Adán y Eva no entendían el significado completo de lo que habían hecho, y decidió darles una oportunidad para llegar a estar mejor informados, y ser capaces de elegir de nuevo.

Lee Romanos 5:6 al 11. ¿Cómo estos versículos nos ayudan a comprender de qué trata la gracia de Dios?

Cuando nos hacen algún mal, nos gusta recibir una disculpa antes de aceptar tener con el ofensor de nuevo una buena relación. Por supuesto, una disculpa es adecuada en tales circunstancias. La curación completa de una relación dañada incluye una expresión de tristeza y la aceptación de la responsabilidad por el mal hecho. Pero Dios no esperó que le pidiéramos perdón; él tomó la iniciativa. Mientras aún éramos pecadores, él se dio a sí mismo para morir en lugar de nosotros. Esta es una maravillosa demostración del amor divino.

¿Cómo se compara nuestra conducta con la conducta de Dios? ¿Cuán a menudo nos ofenden y nos enojamos y procuramos vengarnos en vez de buscar una restauración? Deberíamos estar eternamente agradecidos que Dios no nos trata de ese modo.

El trato que Dios da a los pecadores muestra el verdadero significado del amor. No es un mero sentimiento sino una conducta basada en principios en la que se hace todo esfuerzo para reconciliar al ofensor con el ofendido, y restaurar la relación. El trato que Dios dio a Adán y Eva es una ilustración de cómo Dios se relaciona con nuestro pecado.

“Las escenas del Calvario despiertan la más profunda emoción. Tendrás disculpa si manifiestas entusiasmo por este tema. Que Cristo, tan excelso e inocente, hubiese de sufrir una muerte tan dolorosa y soportar el peso de los pecados del mundo, es algo que nuestros pensamientos e imaginaciones no podrán nunca comprender plenamente” (TI 2:192). Tal vez no podemos llegar a entender este amor, pero ¿por qué es tan importante que tratemos de hacerlo?

 

Ir ArribaMiércoles 20 de marzo: El sustituto portador del pecado

“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)” (Gál. 3:13). Medita en las asombrosas implicaciones de este texto, recordando la deidad de Cristo. ¿Qué nos dice esto acerca de lo que Dios estuvo dispuesto a hacer a fin de salvarnos? Más todavía, ¿qué nos dice esto acerca de cuán trágico es para cualquiera que no acepte la provisión que Cristo hizo en nuestro favor?

Al cargar la culpa de nuestros pecados sobre sí, y al morir separado de Dios, Jesús cumplió la promesa hecha originalmente en el Jardín del Edén, de que la Simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente. Su sacrificio reconcilió a Dios con la familia humana, y finalmente resultará en la eliminación final del mal en el universo (Heb. 2:14; Apoc. 20:14).

Recordando Gálatas 3:13, lee Mateo 27:46. ¿Qué revelan las palabras de Jesús acerca de lo que tuvo que pasar en la cruz?

En la cruz, Cristo aceptó la maldición del pecado en lugar de nosotros. Esto cambió su situación ante el Padre. El cordero del sacrificio, cuando era llevado al altar, llegó a ser un sustituto en lugar de la muerte del pecador. Del mismo modo, cuando Cristo fue a la cruz, su situación ante el Padre cambió. Separado de la presencia del Padre, sintió la maldición que nuestro pecado había causado. En otras palabras, Jesús, que había sido Uno con el Padre desde la eternidad, experimentó una separación del Padre, en lo que Elena de White llamó “la separación de los poderes divinos” (Ms 93, 1899). Por difícil que sea comprender exactamente lo que estaba sucediendo, podemos saber lo suficiente como para darnos cuenta que se pagó un precio asombroso para redimirnos.

 

Ir ArribaJueves 21 de marzo: Una nueva creación

La gran noticia del evangelio es la muerte de Jesús como nuestro sustituto. Él tomó nuestros pecados sobre sí, cargando la penalidad que, de otro modo, sería nuestra. La idea de Cristo como nuestro sustituto, muriendo por los pecados del mundo, está inextricablemente vinculado con la Creación. Cristo vino para destruir la muerte, que es un intruso en la creación de Dios. Si la teoría evolucionista fuera el camino elegido por Dios para crear a los humanos, significaría que la muerte, en vez de ser un enemigo, sería una parte del plan de Dios para la humanidad. De hecho, la muerte tendría un papel importante en la forma en la que Dios nos creara. No es sorprendente, entonces, que los cristianos tienen que rechazar la evolución teísta como una forma de comprender la historia de la Creación.

El informe que da el Génesis de la Creación, vital para ayudarnos a comprender la muerte de Cristo en nuestro lugar, también nos ayuda a comprender otro aspecto del plan de salvación: el de la obra de creación que Dios hace en nosotros, al participar ahora en su santidad.

Lee Salmos 51:10; Ezequiel 36:26, 27; Colosenses 3:10; y 2 Corintios 5:17. ¿Qué promesas se nos dan aquí que están vinculadas con el concepto de Dios como Creador, como se revela en Génesis 1 y 2?

Sólo Dios puede crear un nuevo corazón. No podemos hacerlo nosotros mismos, sino dependemos del mismo Creador que formó el mundo y creó a nuestros primeros padres. David reconoció esa necesidad, y le pidió a Dios que resolviera el problema con un acto de creación.

La persona que está “en Cristo” es una nueva creación. La vieja manera de pensar debe ser quitada y remplazada con una mente creada de nuevo. Nuestra nueva mente es creada para buenas obras, en armonía con la voluntad de Dios. Esta creación es un proceso sobrenatural, realizado por medio del poder del Espíritu Santo. El poder creador de Dios, como se ve en la Creación original, nos da confianza de que ese poder creativo de Dios es capaz de cambiar nuestras vidas y llevarnos de regreso a una relación con él.

¿Cómo has experimentado lo que significa ser una nueva creación en Cristo? ¿Qué significa esto, en un sentido diario y práctico? ¿Qué cambia en la vida de quien ha tenido esta experiencia?

 

Ir ArribaViernes 22 de marzo

Para Estudiar y Meditar:

“‘Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios: mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre’ (Deut. 29:29). Nunca reveló Dios al hombre la manera precisa en que llevó a cabo la obra de la creación; la ciencia humana no puede escudriñar los secretos del Altísimo. Su poder creador es tan incomprensible como su propia existencia” (PP 105).

“En esa densa obscuridad, se ocultaba la presencia de Dios. El hace de las tinieblas su pabellón y oculta su gloria de los ojos humanos. Dios y sus santos ángeles estaban al lado de la cruz. El Padre estaba con su Hijo. Sin embargo, su presencia no se reveló. Si su gloria hubiese fulgurado de la nube, habría quedado destruido todo espectador humano. En aquella hora terrible, Cristo no fue consolado por la presencia del Padre. Pisó solo el lagar y del pueblo no hubo nadie con él” (DTG 702).

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿Cómo se relaciona el evangelio con la historia de la Creación? ¿Qué aspectos específicos de Génesis 1 al 3 son fundacionales para el evangelio? ¿Cómo la historia de Jesús está basada en la veracidad histórica del Génesis? ¿Cómo podría uno contar la historia de Jesús si no hubo Adán y Eva?

  2. La Biblia sostiene que la Creación fue realizada por procesos sobrenaturales que no son accesibles a la ciencia, pero que pueden aprenderse solo por revelación especial. La tensión entre la ciencia y la Biblia, por lo tanto, no es una sorpresa. ¿Por qué, entonces, es un error esperar que la ciencia sea capaz de explicar todas las obras creadoras de Dios?

  3. ¿Cuál es el vínculo que existe entre el evangelio, la Creación y el juicio, como se indica en Apocalipsis 14:6, 7?

  4. Los críticos del cristianismo a menudo alegan que Jesús sabía de antemano que, aunque muriera, resucitaría a la vida. De este modo, preguntan, ¿cuál era el gran alboroto acerca de su muerte cuando sabía que sólo era temporaria? ¿De qué modo Mateo 27:4, suplementado por El Deseado de todas las gentes citado arriba, ayuda a responder a esa objeción?

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