Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Las Etapas Familiares"

Segundo trimestre (abril-junio) de 2019

Lección 3: "Preparémonos para el cambio"

Para el 20 de abril de 2019

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 13 de abril

Lee Para el Estudio de esta Semana: 1 Corintios 10:1-13; Génesis 2:24; 1 Corintios 13:4-8; 1 Samuel 1:27; Salmo 71; 1 Corintios 15:24-26.

Para Memorizar: “La justicia irá delante de él, y sus pasos nos pondrá por camino” (Sal. 85:13).

La vida está llena de cambios. Las cosas cambian todo el tiempo. Lo único que no cambia es la misma realidad del cambio. De hecho, el cambio es parte de nuestra existencia. Incluso las leyes de la física parecen inculcar que el cambio existe en la urdimbre más básica de la realidad.

A menudo, los cambios ocurren en forma inesperada. Cumplimos con una rutina, cuando de forma repentina e instantánea todo cambia y nos toma por sorpresa.

Por otro lado, a veces podemos prever los cambios. Recibimos advertencias, señales, indicadores que nos avisan que las cosas van a ser diferentes. Ante esto, es aconsejable comenzar a prepararse, en la medida de lo posible, para lo que vemos venir. Muchos de estos cambios son grandes: el matrimonio, los hijos, la vejez, e incluso la muerte.

Y sí, no vivimos aislados. Por consiguiente, los cambios que nos llegan pueden afectar a nuestra familia, y también de diversas formas. Al mismo tiempo, los cambios en nuestra familia también pueden afectar a cada miembro. Esta semana analizaremos algunos de los cambios que la mayoría enfrenta tarde o temprano, de una forma u otra, y cómo estos cambios pueden afectar la vida familiar.

 

Ir ArribaDomingo 14 de abril: Desprevenidos

Si hay algo que tiene la Palabra de Dios, es que no pasa por alto las reali- dades de la vida humana. Al contrario, las expone con toda dureza y, a veces, con todo el dolor y la desesperación. De hecho, a excepción de las primeras páginas de la Biblia y las últimas, la Palabra de Dios pinta una imagen lamentable de la raza humana. Pablo no exageraba cuando escribió: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Rom. 3:23).

Lee 1 Corintios 10:1 al 13. ¿Qué advertencias y qué promesas encuentras?

En varios sentidos, muchas de las cosas que hacemos en la vida son simplemente nuestras reacciones al cambio. Constantemente enfrentamos cambios. Nuestro desafío, como cristianos, es afrontarlos por fe, confiando en Dios y revelando esa fe a través de la obediencia, sin importar las tentaciones para hacer lo contrario.

“La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos” (Ed 54). Esas palabras fueron tan válidas para el antiguo Israel como en los tiempos de Elena de White, al igual que para nosotros ahora.

¿Qué errores cometieron algunas personas en los siguientes textos, frente al cambio, y qué podemos aprender de sus errores? Hechos 5:1-10; Génesis 16:1, 2, 5, 6; Mateo 20:20-22.

Llegan los cambios, y a menudo provocan tentaciones, desafíos, e incluso a veces miedo. Por lo tanto, es fundamental que tengamos puesta la armadura espiritual para enfrentarlos de la manera apropiada. Una vez más, independientemente de que los cambios sean inesperados o que simplemente sean parte normal de la vida, debemos estar preparados para lo que viene, tanto lo previsible como lo imprevisible.

 

Ir ArribaLunes 15 de abril: Preparación para el matrimonio

Uno de los mayores cambios que afronta una persona es cuando se casa. Por cierto, no todos se casan. Al fin y al cabo, Jesús, nuestro mejor ejemplo, nunca se casó, ni muchos otros personajes bíblicos tampoco.

Sin embargo, muchos se casan y, por lo tanto, la Biblia no calla sobre el matrimonio; que sin duda es uno de los mayores cambios en la vida.

La primera estructura social que se menciona en la Biblia es el matrimonio. Para Dios, el matrimonio es tan importante que las mismas palabras que dijo a Adán y a Eva en el Edén sobre el matrimonio aparecen en otros tres lugares de las Escrituras. “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gén. 2:24; ver, además, Mat. 19:5; Mar. 10:7; Efe. 5:31). Estos versículos nos dicen que, una vez que una persona se casa, la relación más importante en su vida debe ser entre esta y su cónyuge, incluso más que con sus padres. Entre las razones por las que el matrimonio entre un hombre y una mujer es tan importante para Dios, es que tipifica la relación que existe entre su Hijo, Jesús, y la iglesia, su esposa (Efe. 5:32).

Al construir una casa, debemos detenernos a considerar el costo (Luc. 14:28-30); ¿cuánto más, para establecer un hogar? Una casa  se  construye con ladrillos y mortero, madera y hierro, alambre y vidrio. Pero un hogar se edifica con cosas que no necesariamente son materiales.

¿Qué criterios son fundamentales para todos los aspectos de la vida, pero especialmente para quienes se preparan para el matrimonio? 1 Corintios 13:4-8; Gálatas 5:22, 23.

La preparación para el matrimonio debe comenzar con nosotros en forma personal e individual. Al mismo tiempo, tenemos que observar cuidadosamente a nuestro futuro cónyuge, para ver si será un buen complemento para nosotros. ¿Es trabajador? (Prov. 24:30-34). ¿Tiene mal genio? (Prov. 22:24). ¿Compartimos creencias comunes? (2 Cor. 6:14, 15). ¿Cómo se sienten mi familia y mis amigos con mi futuro cónyuge? (Prov. 11:14). ¿Recurro a la fe o me baso únicamente en los sentimientos? (Prov. 3:5, 6). Las respuestas a estas preguntas pueden significar un futuro de felicidad o una vida entera de pesar.

Piensa en algunos buenos matrimonios. ¿Qué principios encuentras allí que también podrían aplicarse a otros tipos de relaciones interpersonales?

 

Ir ArribaMartes 16 de abril: Preparación para la paternidad

Hay pocas cosas que nos cambian la vida más que el nacimiento de un niño. Nada volverá a ser igual en la familia.

“Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos” (Sal. 127:4, 5). Al mismo tiempo, los niños no llegan con un manual de instrucciones que dice a los padres todo lo que deben hacer para cuidarlos y cómo solucionar los problemas que puedan surgir. Incluso los padres experimentados a veces quedan perplejos por las acciones, las palabras o las actitudes de sus hijos. Tan importante como la preparación para el matrimonio es que quienes esperan llegar a ser padres estén preparados para esa increíble responsabilidad.

Aunque las siguientes historias sobre nacimientos fueron singulares, ¿qué principios pueden extraer de estos relatos quienes se preparan para ser padres? 1 Samuel 1:27; Jueces 13:7; Lucas 1:6, 13-17, 39-45, 46-55, 76-79.

Qué gran responsabilidad y oportunidad tuvieron estos padres. Tres fueron los padres de profetas y dirigentes de Israel, uno de sus hijos sería el precursor del Mesías prometido, y uno de los hijos sería el Cristo.

Sin embargo, aunque nuestros hijos no estén destinados a ser profetas bíblicos, aun así los padres deberían prepararse para este cambio radical en su vida.

“Deben preparar al niño desde antes de su nacimiento para predisponerlo a pelear con éxito las batallas contra el mal.

“Si antes del nacimiento de este [su hijo], la madre procura complacerse a sí misma, si es egoísta, impaciente e imperiosa, estos rasgos de carácter se reflejarán en el temperamento del niño. Así se explica que muchos hijos hayan recibido por herencia tendencias al  mal  que  son  casi  irresistibles” (HC 231).

Si tenemos niños bajo nuestro cuidado o si tenemos responsabilidades hacia otras personas, ¿qué cosas podemos hacer para cumplir con esas responsabilidades de la manera más piadosa posible?

 

Ir ArribaMiércoles 17 de abril: Preparación para la vejez

“Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos” (Sal. 90:10). Estas palabras de Moisés nos recuerdan la marcha inexorable del tiempo. Con el paso de los años, comenzamos a ver y a sentir cambios en nuestro cuerpo. El cabello se vuelve gris o se cae, empezamos a andar más lento, y las molestias se convierten en nuestros compañeros diarios. Si estamos casados y con hijos, nuestros hijos quizá tengan sus propios hijos, y entonces tal vez disfrutemos de nuestros nietos. Las etapas anteriores de la vida nos han ayudado a prepararnos para la última.

Lee el Salmo 71. ¿Qué nos enseña no solo acerca de nuestra preparación para la vejez sino también para la vida en general?

El Salmo 71 es el salmo de una persona mayor que experimenta los desafíos que conlleva la vida, pero que es feliz porque todo el tiempo ha puesto su confianza en Dios. La mejor manera de envejecer es depositar nuestra confianza en él cuando aún somos jóvenes. En términos generales, el autor de este salmo comparte tres lecciones importantes que aprendió mientras avanzaba hacia esta etapa de la vida.

  1. Adquirir un conocimiento profundo y personal de Dios. Desde  su  juventud (Sal. 71:17), Dios fue su refugio fuerte (Sal. 71:1, 7) y su Salvador (Sal. 71:2). Dios es una roca y una fortaleza (Sal. 71:3), su esperanza y seguridad (Sal. 71:5). Él habla de las obras poderosas de Dios (Sal. 71:16, 17), de su fuerza y su poder (Sal. 71:18), y de todas las grandes cosas que ha hecho (Sal. 71:19). Finalmente, exclama: “Oh Dios, ¿quién como tú?” (Sal. 71:19). Esas conversaciones diarias con Dios, al estudiar su Palabra y al detenernos  para  reflexionar sobre todo lo que hace  por  nosotros,  profundizarán nuestra  experiencia con él.

  2. Desarrollar buenos hábitos. Una buena  alimentación,  ejercicio,  agua, sol, descanso, y otros, nos ayudarán a disfrutar una vida mejor,  más larga y con mayor calidad. Observa cómo el salmista se refiere a los hábitos de la confianza (Sal. 71:3), la alabanza (Sal. 71:6) y la esperanza (Sal 71:14).

  3. Cultivar la pasión por la misión de Dios. El autor de este salmo no esperaba estar inactivo en su vejez. Incluso en esa etapa deseaba seguir alabando a Dios (Sal. 71:8) y contar a los demás acerca de él (Sal. 71:15-18).

Para las personas de edad, ¿cuáles son algunos de los beneficios de envejecer? ¿Qué sabes ahora que no sabías cuando eras joven, que puedas compartir con los jóvenes?

 

Ir ArribaJueves 18 de abril: Preparación para la muerte

A menos que estemos con vida en la Segunda Venida, podemos esperar el mayor cambio de todos: de la vida a la muerte. Junto con el matrimonio y el nacimiento, ¿qué otro cambio tiene un mayor impacto en la familia que la muerte de un miembro de la familia inmediata?

Lee 1 Corintios 15:24 al 26. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de la muerte?

Muchas veces, por supuesto, la muerte llega en forma inesperada y trágica. ¿Cuántos hombres, mujeres, incluso niños, se levantaron una mañana, y antes del atardecer cerraron los ojos no para dormir, sino para morir? ¿O se despertaron una mañana, y antes de la puesta del sol perdieron a un miembro de la familia? Mas que asegurarte de estar conectado por fe al Señor y cubierto con su justicia a cada momento (ver Rom. 3:22), no puedes prepararte para una muerte que no ves venir, ni tú ni tus seres queridos. Por otro lado, ¿qué harías si supieras que solo te quedan unos meses de vida? Quizá no sepamos con certeza cuándo nos vencerá la muerte, pero sin duda podemos saber cuándo nos estamos acercando al final de nuestra vida. Por lo tanto, es indispensable que nos preparemos personalmente y como familia para lo inevitable.

Lee 1 Reyes 2:1 al 4, parte de las últimas palabras de David a su hijo Salomón. ¿Qué lecciones podemos sacar de esto a fin de prepararnos para la muerte, personalmente y para los miembros de la familia?

A primera vista, podríamos razonar: ¡Qué gracioso! David, que asesinó a Urías después de dejar embarazada a su esposa en una relación adúltera (ver 2 Sam. 11), le dice a su hijo que ande en los caminos del Señor. Por otro lado, quizá sea precisamente por este pecado y las horribles consecuencias que tuvo que las palabras de David fueron tan poderosas.

Indudablemente, a su manera trató de advertirle a su hijo de la locura que le causó tanto dolor. David aprendió, por las malas, algunas lecciones difíciles sobre el precio del pecado, y sin duda deseaba evitar a su hijo parte del dolor que él mismo había experimentado.

 

Ir ArribaViernes 19 de abril

Para Estudiar y Meditar:

Si leemos la historia del antiguo Israel en el desierto, podemos ver una letanía de errores ante grandes cambios, incluso a pesar de la sorprendente revelación del amor y el poder de Dios. De hecho, antes de que Israel finalmente entrara en la Tierra Prometida (y que, por ende, afrontara otro gran cambio), Moisés dijo lo siguiente al antiguo Israel: “Ustedes vieron con sus propios ojos lo que el Señor hizo en Baal Peor, y cómo el Señor su Dios destruyó de entre ustedes a todos los que siguieron al dios de ese lugar. Pero ustedes, los que se mantuvieron fieles al Señor su Dios, todavía están vivos. Miren, yo les he enseñado los preceptos y las normas que me ordenó el Señor mi Dios, para que ustedes los pongan en práctica en la tierra de la que ahora van a tomar posesión. Obedézcanlos y pónganlos en práctica; así demostrarán su sabiduría e inteligencia ante las naciones. Ellas oirán todos estos preceptos, y dirán: ‘En verdad, este es un pueblo sabio e inteligente; ¡esta es una gran nación!’ ¿Qué otra nación hay tan grande como la nuestra?

¿Qué nación tiene dioses tan cerca de ella como lo está de nosotros el Señor nuestro Dios cada vez que lo invocamos? ¿Y qué nación hay tan grande que tenga normas y preceptos tan justos, como toda esta ley que hoy les expongo? ¡Pero tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras vivan.

Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos” (Deut. 4:3-9, NVI). Qué importante es que no olvidemos lo que el Señor ha hecho por nosotros. Y qué mejor manera de no olvidar que enseñárselo a los demás y a los que vienen detrás de nosotros. Observa, además, qué esencial era la familia en todo esto, en cuanto a que debían enseñar estas cosas a sus hijos.

Y el pecado en Baal Peor era algo que solo podía ser destructivo para la vida familiar. “El libertinaje fue el pecado que atrajo los castigos de Dios sobre Israel. El atrevimiento de las mujeres para entrampar almas no terminó en Baal-peor” (HC 295).

Preguntas para Dialogar:

  1. En la clase, conversen sobre algunos de los preparativos que hicieron para afrontar cualquiera de las grandes etapas de la vida: el matrimonio, la crianza de los hijos, la vejez o cualquier otra. ¿Cómo afectaron esos cambios a la familia? ¿Qué aprendieron que podría ayudar a otros a afrontar las mismas etapas?

  2. Piensa en las palabras de David a Salomón, una vez más, en el contexto de su pecado con Betsabé; una calamidad que arrojó una sombra sobre el resto del reinado de David y que afectó enormemente a su familia para mal. ¿De qué manera, en medio de todo esto, vemos la realidad de la gracia de Dios en acción?

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