Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Uno de estos mis hermanos más pequeños: Servir a los necesitados"

Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2019

Lección 6: "Adorad al Creador"

Para el 10 de agosto de 2019

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 3 de agosto

Lee Para el Estudio de esta Semana: Salmo 115:1-8; Deuteronomio 10:17-22; Salmo 101:1; Isaías 1:10-17; 58; Marcos 12:38-40.

Para Memorizar: “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” (Isa. 58:6, 7).

Hasta una lectura rápida de los profetas del Antiguo Testamento nos alerta sobre sus preocupaciones por el maltrato a los pobres y oprimidos. Los profetas, y el Dios en nombre de quien hablaban, estaban indignados por lo que veían que se hacía en todas las naciones circundantes (ver, p. ej., Amós 1-2). Pero también tenían un sentimiento especial de ira y dolor por los actos de iniquidad cometidos por el propio pueblo de Dios, que había recibido tantas bendiciones divinas. A causa de su historia y las leyes dadas por Dios, este pueblo debería haber actuado mejor. Desafortunadamente, no siempre fue así, y los profetas tuvieron mucho que decir sobre esta situación.

También es interesante descubrir que muchas de las declaraciones célebres sobre la justicia y la injusticia de los profetas del Antiguo Testamento se dan en el contexto de las instrucciones sobre la adoración. Como veremos, la verdadera adoración no es solo algo que ocurre durante un ritual religioso. La verdadera adoración también tiene que ver con llevar una vida que comparta las preocupaciones de Dios por el bienestar de los demás y que busque elevar a aquellos que han sido oprimidos y olvidados.

 

Ir ArribaDomingo 4 de agosto: Idolatría y opresión

Poco después de que Dios sacó al pueblo de Israel de Egipto, se reunió con ellos en el Monte Sinaí y les dio los Diez Mandamientos en forma escrita, incluidos los dos primeros mandamientos acerca de no adorar a otros dioses y no hacerse ídolos (ver Éxo. 20:2-6). En respuesta, el pueblo prometió hacer todo lo que se les había ordenado y vivir como su pueblo (ver Éxo. 24:1-13).

Pero luego Moisés subió al monte por casi seis semanas y el pueblo comenzó a preguntarse qué había sido de él. Bajo la presión de la multitud, Aarón hizo un becerro de oro y condujo al pueblo a hacer sacrificios delante de él, después de lo cual “se sentó a comer y a beber, y comenzó a divertirse” (Éxo. 32:6, RVC). Tanto el Señor como Moisés se indignaron con la rapidez con que el pueblo se había alejado de Dios para adorar a los ídolos, y pareciera que la intercesión de Moisés fue lo único que salvó a Israel de su merecido castigo (ver Éxo. 32:30-34).

Sin embargo, la idolatría era una tentación en la que el pueblo de Dios caía muy a menudo. La historia de los reyes de Israel y Judá está jalonada por los períodos de idolatría, que incluyen los actos escandalosos que algunos de los reyes llevaron a su pueblo a cometer en la adoración de estos dioses. Esa infidelidad era el énfasis recurrente de los profetas que Dios envió para llamar al pueblo a volverse a él. A menudo, en medio de los llamados al reavivamiento y la reforma, también hubo llamados para un mejor trato hacia los pobres, los necesitados y los indefensos entre ellos.

Lee el Salmo 115:1 al 8. ¿Qué comentario importante hace el salmista?

La tendencia humana es asemejarnos a aquello que adoramos o en lo que nos enfocamos. Por lo tanto, era natural que la preocupación por los demás y por la justicia disminuyera cuando el pueblo de Dios dejaba de adorar a un Dios de justicia para adorar a los dioses falsos de las naciones circundantes, que a menudo se caracterizaban por estar relacionados con la guerra o la fertilidad. Al elegir a otros dioses, el pueblo cambiaba su actitud en muchas cosas, incluida la forma en que trataba a los demás. Si hubiera sido fiel al Señor, habría compartido su preocupación por los necesitados que lo rodeaban.

Reflexiona en esta idea de asemejarnos a lo que adoramos. ¿Qué manifestaciones contemporáneas vemos de este principio?

 

Ir ArribaLunes 5 de agosto: Una razón para adorar

A lo largo de toda la Biblia, se insta al pueblo de Dios a adorar a Dios, pero muchas veces también se nos ofrecen razones para hacerlo. Se nos dice que lo adoremos por lo que es, por lo que ha hecho y por sus tantos atributos. Entre estos están su bondad, justicia y misericordia. Cuando se nos recuerda cómo es Dios, lo que hizo por nosotros (especialmente en la cruz de Cristo) y lo que promete hacer, a nadie debería faltarle motivos para adorar y alabar a Dios.

Lee Deuteronomio 10:17 al 22; Salmo 101:1; 146:5 al 10; Isaías 5:16; 61:11. ¿Cuáles son las motivaciones para adorar y alabar a Dios en estos versículos?

Esas razones para adorar no eran nuevas para el pueblo de Dios. Algunos de los momentos de adoración más entusiastas de los israelitas recién liberados se dieron en respuesta a la obvia intervención de Dios en su favor. Por ejemplo, después de salir de Egipto y cruzar el Mar Rojo, Moisés y María dirigieron al pueblo con cánticos de alabanza a Dios por lo que acababan de ver y por haber sido rescatados (ver Éxo. 15).

La justicia y la misericordia de Dios, según se revelan en tales acontecimientos, no debieran olvidarse. Mientras el pueblo conservaba vivas estas historias al volver a contarlas regularmente, los actos y la justicia de Dios seguían siendo una inspiración para su adoración años más tarde y en generaciones posteriores. Un ejemplo de volver a relatar y adorar se registra en Deuteronomio 10:17 al 22.

En primer lugar, la justicia de Dios simplemente es parte de su ser, un componente central de su carácter esencial. “¡Ni pensar que Dios cometa injusticias! ¡El Todopoderoso no pervierte el derecho!” (Job 34:12, NVI). Dios es justo y se preocupa por la justicia, y esa es una razón para adorarlo y alabarlo.

En segundo lugar, la justicia de Dios se refleja en sus actos justos y rectos en favor de su pueblo y de todos los pobres y oprimidos. Su justicia nunca es meramente una descripción de su carácter. Más bien, la Biblia retrata a un Dios que “o[ye] el clamor de los necesitados” (Job 34:28) y está activo y ansioso por corregir los errores que son tan obvios en nuestro mundo. Finalmente, esto se cumplirá plenamente en el juicio final de Dios y en el mundo renovado.

Si el antiguo Israel tenía razones para alabar al Señor, ¿cuántas más razones tenemos nosotros, después de la cruz?

 

Ir ArribaMartes 6 de agosto: Opresores religiosos

Durante las mejores épocas de los reinos de Israel y Judá, el pueblo acudía al Templo a alabar a Dios, aunque incluso en ese entonces, su adoración a menudo se mezclaba con las incursiones de la idolatría y las religiones de las naciones vecinas. Pero según los profetas, incluso sus mejores intentos religiosos no eran suficientes para alejarlos de los males perpetrados en la tierra en su vida diaria. Y sin importar cuánto se esforzaran por ser religiosos mediante sus rituales de adoración, la música de sus himnos no podía ahogar el clamor de los pobres y los oprimidos.

Amós describió al pueblo de su época como “los que explotan a los menesterosos y dejan en la ruina a los pobres de la tierra” (Amós 8:4, RVC). Él percibió cuánto deseaban acabar con sus rituales para poder volver a abrir el mercado y seguir con sus negocios deshonestos para “comprar a los pobres por dinero, y a los necesitados a cambio de un par de zapatos” (Amós 8:6, RVC).

Lee Isaías 1:10 al 17; Amós 5:21 y 24; y Miqueas 6:6 al 8. ¿Qué les estaba diciendo el Señor a estos religiosos sobre sus rituales?

A través de sus profetas, Dios utiliza un lenguaje fuerte para ridiculizar la religión y la adoración que están desconectadas y que contrastan con el sufrimiento y la opresión de quienes los rodean. En Amós 5:21 al 24 (NVI), leemos que Dios dice que “detesta”, “aborrece” su adoración y generalmente está disgustado con ella. No le agradan sus reuniones, y descarta sus ofrendas y su música por ser inservibles. En Miqueas 6, vemos una serie de sugerencias cada vez más exageradas, hasta burlonas, sobre cómo pueden adorar a Dios de manera más apropiada. El profeta ofrece en tono burlón la sugerencia de holocaustos, luego aumenta la oferta a “millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite” (Miq. 6:7) antes de llegar al terrible (aunque conocido) extremo de sugerir sacrificar al hijo primogénito para granjearse el favor y el perdón de Dios.

Sin embargo, en definitiva lo que el Señor realmente le pedía era “solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miq. 6:8).

¿Alguna vez te sentiste culpable por estar más preocupado por las formas y rituales religiosos que por ayudar a los necesitados? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?

 

Ir ArribaMiércoles 7 de agosto: Una forma de adorar

En su explicación de la relación entre la adoración y la justicia, hay otro paso que promueven los profetas: que interesarnos activamente en aliviar a los pobres y oprimidos y ayudar a los necesitados es una parte importante de la adoración en sí. Isaías 58 es un capítulo que pone de manifiesto esta conexión.

Lee Isaías 58. ¿Qué falló en la relación entre Dios y su pueblo según se describe en la primera parte de este capítulo?

Como vimos anteriormente, esta crítica está dirigida a gente que es activamente religiosa. Al parecer, busca sinceramente a Dios, pero por lo visto eso no está dando resultado. Por lo tanto, Dios dice que deberían tratar de cambiar la forma de adorar y probar una manera diferente de servir a Dios. Si Dios tuviese que elegir la forma de adorar, sería “desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo” (Isa. 58:6). También alimentar a los hambrientos, cobijar a los sin techo y ayudar a los necesitados.

Esas actividades no se presentan como la única forma de adorar, pero Dios las recomienda como una forma de adoración que podría ser más deseable que algunas de las prácticas de adoración más tradicionales del pueblo. Por ende, la adoración no solo se centra en el adorador sino también es una bendición para todos los que rodean a los adoradores de Dios. “El verdadero propósito de la religión es liberar a los hombres de su carga de pecado, eliminar la intolerancia y la opresión, y promover la justicia, la libertad y la paz” (CBA 4:344).

En Isaías 58:8 al 12, Dios promete bendiciones en respuesta a esta forma de adoración. En efecto, Dios está diciendo que si la gente estuviera menos enfocada en sí misma, descubriría que Dios está obrando en ella y a través de ella para dar sanidad y restauración.

Curiosamente, este capítulo también conecta esta clase de adoración con una renovación de la observancia del sábado llena de “delicia”. Ya hemos considerado en parte la estrecha relación entre el sábado y el servicio, pero estos versículos incluyen estas dos actividades en este llamado para que el pueblo revitalice su adoración y descubra la bendición de Dios. Al reflexionar en estos versículos, Elena de White comentó: “Sobre quienes guardan el sábado del Señor descansa la responsabilidad de hacer una obra de misericordia y benevolencia” (MB 125).

 

Ir ArribaJueves 8 de agosto: Misericordia y fidelidad

Cuando Jesús fue confrontado por algunos de los líderes religiosos de su época que lo criticaban por comer con “pecadores”, citó al profeta Oseas, diciéndoles que vuelvan a sus libros aprendan lo que Dios realmente quiso decir con: “Misericordia quiero, y no sacrificio” (Mat. 9:13; citando Ose. 6:6).

Como veremos, Jesús llevó una vida de asistencia y servicio. Sus interacciones con los demás, sus milagros sanadores y muchas de sus parábolas demostraron que esa forma de vivir era la mejor manera de expresar verdadera devoción a Dios. Los dirigentes religiosos fueron sus mayores críticos, pero también fueron el blanco de sus críticas más duras. Al igual que los religiosos de los días de Isaías, creían que tenían asegurada su relación especial con Dios a causa de sus prácticas religiosas, mientras que al mismo tiempo explotaban a los pobres e ignoraban a los necesitados. Su adoración desentonaba con sus hechos, y Jesús no tuvo reparos al condenar esa hipocresía.

Lee Marcos 12:38 al 40. El comentario de Jesús de que “devoran las casas de las viudas”, ¿parece fuera de lugar en esta lista, o es el aspecto que Jesús está tratando de señalar? ¿Por qué “estos recibirán mayor condenación”?

Quizá el sermón más aterrador de Jesús, especialmente para los religiosos, es el que se encuentra en Mateo 23. Jesús no solo puntualizó que la religión de ellos no ayudaba a los menos privilegiados en la vida, sino también consideraba que esa religión les aumentaba las cargas. Por sus actos o, a veces, por su falta de acción y preocupación, Jesús dijo: “Cerráis el reino de los cielos delante de los hombres” (Mat. 23:13). Pero haciéndose eco de los profetas de siglos anteriores, Jesús también abordó directamente la brecha entre sus prácticas religiosas solemnes y las injusticias que toleraban y de las que se aprovechaban.

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe” (Mat. 23:23). Jesús se apresuró a agregar que las prácticas y observancias religiosas en sí no son malas, pero no deben reemplazar el trato justo a los demás.

¿Cómo podemos evitar la trampa de pensar que nos alcanza con tener y conocer la verdad?

 

Ir ArribaViernes 9 de agosto

Para Estudiar y Meditar:

Lee “Isaías 58: un precepto divino”, en El ministerio de la bondad, pp. 33-38; y “Ayes sobre los fariseos”, en El Deseado de todas las gentes, pp. 562-573.

“Al insistir en el valor de la piedad práctica, el profeta estaba solamente repitiendo el consejo dado a Israel siglos antes. [...] De siglo en siglo estos consejos fueron repetidos por los siervos de Jehová a los que estaban en peligro de caer en hábitos de formalismo, y de olvidarse de practicar la misericordia” (PR 241).

“He sido instruida para llamar la atención de nuestro pueblo a Isaías 58. Lean este capítulo cuidadosamente y comprendan la clase de obra que llevará vida a las iglesias. La obra del evangelio debe ser llevada por medio de nuestra liberalidad tanto como por nuestras labores. Cuando encuentren almas dolientes que necesitan ayuda, dénsela. Cuando encuentren a quienes están hambrientos, aliméntenlos. Al hacer esto, estarán trabajando así como trabajó Cristo. La santa obra del Maestro fue un trabajo de misericordia. Anímese a nuestro pueblo en todas partes a participar en ella” (MB 33).

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿Alguna vez has pensado que hacer justicia y amar misericordia son actos de adoración? Estas cualidades, ¿cómo podrían cambiar tu enfoque para cuidar a los demás? ¿Cómo podrían cambiar tu forma de adorar?

  2. ¿Cómo podemos evitar descuidar “lo más importante de la ley” (Mat. 23:23) en nuestra vida cristiana, en forma individual y como comunidad eclesiástica? ¿Puedes reconocer algunos ejemplos de tu experiencia en los que podrías haber colado el mosquito, pero haberte tragado el camello (Mat. 23:24)?

  3. ¿Por qué se considera que la hipocresía es un pecado tan grande? ¿No es mejor que al menos tratemos de mostrar que estamos obrando bien?

  4. La visión y la pasión de Dios por los pobres y necesitados, según lo expresan los profetas, ¿cómo cambian la forma en que ves el mundo? ¿Podrías leer o escuchar tus noticias locales de una manera diferente si vieras y escucharas con los ojos y oídos de un profeta?

Resumen: Si bien los profetas estaban preocupados por el mal de la nación, se enfocaban especialmente en la maldad cometida por los que reclamaban y adoraban a Dios como propio. Para los profetas y para Jesús, la adoración es incompatible con la injusticia, y una religión así es hipócrita. La verdadera adoración que Dios desea incluye luchar contra la opresión y atender a los pobres y necesitados.

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