Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Cómo interpretar la Biblia"

Segundo trimestre (abril-junio) de 2020

Lección 1: "La singularidad de la Biblia"

Para el 4 de abril de 2020

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 28 de marzo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Deuteronomio 32:45-47; Génesis 49:8-12; Isaías 53:3-7; 1 Corintios 15:3-5, 51-55; Romanos 12:2.

Para Memorizar: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105)..

Compuesta por 66 libros, y escrita durante más de 1.500 años en tres continentes (Asia, África y Europa), por más de cuarenta autores, la Biblia es única. No hay otro libro, sagrado ni religioso, como este. Y no es de extrañar. Al fin y al cabo, es la Palabra de Dios.

Hay más de 24.600 manuscritos del Nuevo Testamento que se conservan de los primeros cuatro siglos después de Cristo. De los manuscritos originales de Platón, hay siete; de Herodoto, ocho; y de La Ilíada, de Homero, un poco más, son 263 copias las que perduraron. Por lo tanto, tenemos una poderosa evidencia que confirma la integridad del texto del Nuevo Testamento.

Se ha constatado que la Biblia fue el primer libro en traducirse, el primer libro impreso en occidente y el primer libro cuya distribubución fue tan amplia y en tantos idiomas que, en la actualidad, el 95 por ciento de la población de la Tierra puede leerlo.

La Biblia también es única por su contenido y su mensaje, los cuales se centran en los actos redentores de Dios a través de la historia. Esa historia se entrelaza con la profecía, ya que predice el futuro de los planes de Dios y de su reino eterno. Es la Palabra viva de Dios, porque los creyentes de hoy cuentan con la promesa de que el mismo Espíritu de Dios que inspiró la Escritura (2 Tim. 3:16, 17) los guiará a toda verdad a medida que estudien la Palabra (Juan 14:16, 17; 15:26; 16:13).

 

Ir ArribaDomingo 29 de marzo: La palabra viva de Dios

Las palabras más importantes que se dicen a menudo son las últimas palabras que una persona pronuncia. Moisés, autor de los primeros cinco libros fundacionales de la Biblia, entona un cántico al pueblo justo antes de su muerte (Deut. 31:30-32:43).

Lee Deuteronomio 32:45 al 47. ¿Cómo describe Moisés la Palabra de Dios y su poder en la vida de los hebreos que están a punto de entrar en la Tierra Prometida?

Entre las últimas palabras de Moisés se encuentra una fuerte exhortación. Al fijar las palabras que Dios había hablado a través de él en el corazón del pueblo, Moisés quería enfatizarles que debían seguir dándole prioridad a Dios en su vida, y a su voluntad. Al comunicarles estas palabras a sus hijos, cada generación transmitiría el plan de salvación del pacto de Dios. Fíjate que no debían elegir las palabras, sino que debían observar u obedecer “todas las palabras de esta ley” (Deut. 32:46).

Al final de la historia de la Tierra, Dios tendrá un pueblo que se mantendrá fiel a todas las Escrituras, lo que implica guardar los mandamientos de Dios y tener la fe de Jesús (Apoc. 12:17). Este pueblo permanecerá fiel a la enseñanza de la Biblia, porque esta no solo garantiza una vida más abundante en la Tierra, sino un destino eterno en el hogar que Jesús está preparando para nosotros (Juan 14:1-3).

Lee Juan 1:1 al 5 y 14; y 14:6. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre Jesús y la vida eterna? ¿Qué relación hay entre el Verbo hecho carne y la revelación e inspiración de las Escrituras?

Jesús es el centro y el objetivo de todas las Escrituras. Su encarnación como el Mesías fue el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento. Debido a que él vivió, murió y resucitó, tenemos la confirmación de las Escrituras y aún más: la gran promesa de la vida eterna en una existencia completamente nueva.

Vuelve a leer Deuteronomio 32:47. En tu experiencia, ¿cuán cierto es que la obediencia a la Palabra de Dios “no [te] es cosa vana”? ¿Por qué la fe en Dios y la obediencia a su Palabra nunca son en vano?

 

Ir ArribaLunes 30 de marzo: ¿Quién escribió la Biblia, y dónde?

La diversidad de autores, así como sus ubicaciones y antecedentes brindan un testimonio único de que Dios obra para comunicar la historia y su mensaje a personas culturalmente tan diversas como la audiencia a la que están dirigidas.

¿Qué nos dicen los siguientes versículos sobre los escritores bíblicos y su contexto? (Éxo. 2:10; Amós 7:14; Jer. 1:1-6; Dan. 6:1-5; Mat. 9:9; Fil. 3:3-6; Apoc. 1:9).

La Biblia fue escrita por gente de diferentes orígenes y en diversas circunstancias. Algunos escribieron desde palacios; otros, desde cárceles; otros, en el exilio; y otros, en sus viajes misioneros para compartir el evangelio. Estas personas tenían diferentes formaciones y ocupaciones. Algunos, como Moisés, estaban destinados a ser reyes o, como Daniel, a ocupar altos cargos. Otros eran pastores sencillos. Algunos eran muy jóvenes; y otros, bastante ancianos. A pesar de estas diferencias, todos tenían algo en común: fueron llamados por Dios e inspirados por el Espíritu Santo para escribir mensajes para su pueblo, sin importar cuándo o dónde vivieran.

Además, algunos de los autores fueron testigos presenciales de los acontecimientos relatados. Otros hicieron una investigación personal cuidadosa de los hechos o utilizaron cuidadosamente los documentos existentes (Jos. 10:13; Luc. 1:1-3). Pero todas las partes de la Biblia son inspiradas (2 Tim. 3:16). Esta es la razón por la que Pablo declara que “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por [...] la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Rom. 15:4). El Dios que creó el lenguaje humano capacita a los escogidos para comunicar pensamientos inspirados de manera confiable en palabras humanas.

“Dios se ha dignado comunicar su verdad al mundo por medio de instrumentos humanos, y él mismo, mediante su Santo Espíritu, hizo idóneos a los hombres y los habilitó para realizar esa obra. Guio la mente de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El tesoro fue confiado a vasos de barro; sin embargo, a pesar de todo, es del Cielo” (MS 1:29).

Tantos escritores diferentes, en contextos tan diversos y, sin embargo, el mismo Dios se revela a través de todos ellos. ¿Cómo nos ayuda esta asombrosa verdad a confirmar la veracidad de la Palabra de Dios?

 

Ir ArribaMartes 31 de marzo: La Biblia como profecía

La Biblia es única entre otras obras religiosas famosas porque hasta el treinta por ciento de su contenido se compone de profecías y literatura profética. La integración de la profecía y su cumplimiento oportuno es fundamental para la cosmovisión bíblica, porque el Dios que actúa en la historia también conoce el futuro y lo ha revelado a sus profetas (Amós 3:7). La Biblia no es solo la Palabra viva o la Palabra histórica, es la Palabra profética.

¿Cómo revelan los siguientes pasajes los detalles del Mesías venidero?

Génesis 49:8-12; Salmo 22:12-18; Isaías 53:3-7; Daniel 9:24-27; Miqueas 5:2; Malaquías 3:1; Zacarías 9:9.

Hay al menos 75 predicciones mesiánicas directas del Mesías en el Antiguo Testamento, y muchas más si también agregamos la tipología (la tipología es el estudio de los rituales del Antiguo Testamento, como los sacrificios, que se consideran miniprofecías de Jesús). Estas profecías se relacionan con detalles específicos como: “No será quitado el cetro de Judá” (Gén. 49:10); que nacería en Belén de Judá (Miq. 5:2); que sería “despreciado y desechado entre los hombres”; azotado, acusado falsamente, pero sin abrir la boca para defenderse (Isa. 53:3-7); que sus manos y pies serían traspasados; y que se dividirían sus vestiduras entre ellos (Sal. 22:12-18).

El hecho de que estas profecías del Antiguo Testamento se hayan cumplido con tanta precisión en la vida, la muerte y la resurrección de Jesús es un testimonio de su inspiración y revelación divinas. También indica que Jesús era quien él y otros afirmaban que era. Jesús siguió a los profetas de la antigüedad al predecir su muerte y resurrección (Luc. 9:21, 22; Mat. 17:22, 23), la caída de Jerusalén (Mat. 24:1, 2) y su segunda venida (Juan 14:1-3). Por lo tanto, la Biblia predice la encarnación, la muerte y la resurrección, y su cumplimiento garantiza su confiabilidad.

Cuántas razones puedes enumerar por las que crees en Jesús y en su muerte en nuestro favor? Compártelas en clase el sábado y hazte esta pregunta: ¿Por qué las evidencias son tan convincentes?

 

Ir ArribaMiércoles 1 de abril: La Biblia como historia

La Biblia es única en comparación con otros libros “santos” porque está constituida en la historia. Esto significa que la Biblia no es simplemente el pensamiento filosófico de un ser humano (como Confucio o Buda), ya que registra los actos de Dios en la historia al avanzar hacia un objetivo específico. En el caso de la Biblia, esos objetivos son: (1) la promesa de un Mesías y (2) la segunda venida de Jesús. Esta progresión es exclusiva de la fe judeocristiana, en contraste con la visión cíclica de muchas otras religiones del mundo desde el antiguo Egipto hasta las religiones orientales modernas.

Lee 1 Corintios 15:3 al 5 y 51 al 55; Romanos 8:11; y 1 Tesalonicenses 4:14. ¿Qué nos enseñan estos pasajes no solo sobre la verdad histórica de la resurrección de Cristo, sino también acerca de lo que significa para nosotros?

El testimonio de los cuatro evangelios y de Pablo es que Jesús murió, fue sepultado y resucitó de entre los muertos y se les manifestó a varias personas. Esto lo corroboraron testigos oculares que lo colocaron en la tumba y luego la vieron vacía. Hubo testigos que tocaron a Jesús, y él comió con ellos. María Magdalena, María (la madre de Jesús) y otras mujeres lo vieron como el Cristo resucitado. Los discípulos hablaron con él camino a Emaús. Jesús se les apareció para la gran comisión evangélica. Pablo escribe que, si el testimonio de las Escrituras es rechazado, entonces nuestra predicación y nuestra fe son “vana[s]” (1 Cor. 15:14). Otras traducciones dicen “es inútil” (NTV), “carecen de sentido” (BLP) o “no sirve para nada” (NVI). Los discípulos afirman: “¡Es cierto! [...] El Señor ha resucitado” (Luc. 24:34, NVI). El término griego ontos se refiere a algo que realmente ocurrió. Se traduce como “realmente”, “de veras” o “verdaderamente”. Los discípulos declaran que “ha resucitado el Señor verdaderamente”.

A Cristo también se lo describe como las “primicias” (1 Cor. 15:20) de todos los que murieron. El hecho histórico de que Cristo haya resucitado corporalmente de entre los muertos y esté vivo hoy es la garantía de que ellos también resucitarán así como él resucitó. Todos los justos “en Cristo [...] serán vivificados” (1 Cor. 15:22; énfasis añadido). Este término implica un acto futuro de creación, cuando aquellos “que son de Cristo” o que permanecen leales a él serán resucitados “en su venida” (1 Cor. 15:23) “a la final trompeta” (1 Cor. 15:52).

¿Por qué es tan importante para nuestra fe la promesa de la resurrección, especialmente por el hecho de que entendemos que los muertos duermen? Sin ella, ¿por qué nuestra fe realmente es “vana”?

 

Ir ArribaJueves 2 de abril: El poder transformador de la palabra

Lee 2 Reyes 22:3 al 20. ¿Qué hace que el rey Josías rasgue su ropa? ¿Cómo cambia su descubrimiento no solo a él, sino a toda la nación de Judá?

En 621 a.C., cuando Josías tenía aproximadamente 25 años, Hilcías, el sumo sacerdote, descubrió “el libro de la ley”, que pueden haber sido los primeros cinco libros de Moisés o, específicamente, el libro de Deuteronomio. Durante el reinado de su padre Amón y su malvado abuelo Manasés, este rollo se había perdido en medio de la adoración a Baal, Asera y “todo el ejército de los cielos” (2 Rey. 21:3-9). Cuando Josías oyó las condiciones del pacto, se rasgó la ropa totalmente angustiado, ya que se dio cuenta de cuán lejos se habían apartado él y su pueblo de la adoración al Dios verdadero. Inmediatamente comenzó una reforma en toda la tierra, derribando los lugares altos y destruyendo imágenes a los dioses extranjeros. Al terminar, solo quedaba un lugar para adorar en Judá: el templo de Dios en Jerusalén. El descubrimiento de la Palabra de Dios lleva a la convicción, al arrepentimiento y al poder para cambiar. Este cambio comienza con Josías y, finalmente, se extiende al resto de Judá.

¿Cómo nos garantiza la Biblia que tiene el poder de cambiar nuestra vida y mostrarnos el camino de la salvación? Lee Juan 16:13; 17:17; Hebreos 4:12; y Romanos 12:2.

Uno de los testimonios más poderosos del poder de la Biblia es la vida transformada de una persona. Es la Palabra la que traspone el pecado humano y la depravación, y revela nuestra verdadera naturaleza humana y nuestra necesidad de un Salvador.

Un libro único como la Biblia, instaurado en la historia, imbuido de profecía y con el poder de transformar vidas, también debe interpretarse de una manera única. No puede interpretarse como cualquier otro libro, ya que la Palabra viva de Dios debe entenderse a la luz de un Cristo vivo que prometió enviar a su Espíritu para guiarnos “a toda la verdad” (Juan 16:13). Por lo tanto, la Biblia como una revelación de la verdad de Dios, debe contener sus propios principios internos de interpretación. Estos principios se pueden encontrar al estudiar de qué manera los escritores bíblicos utilizaron las Escrituras y se guiaron por ellas mientras permitían que las Escrituras se interpretaran a sí mismas.

 

Ir ArribaViernes 3 de abril

Para Estudiar y Meditar:

Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, “No se turbe vuestro corazón”, pp. 617-635.

La pregunta que debemos hacernos ahora es: ¿Seremos tan fieles para defender las verdades de la Palabra de Dios? Tarde o temprano, en el conflicto final, esa prueba vendrá. El momento de prepararse para ello, por supuesto, es ahora.

Muchos han muerto por defender la Palabra de Dios y permanecer fieles a ella. Uno de ellos fue el Dr. Rowland Taylor, un pastor parroquial inglés que se resistió a la imposición de la misa católica durante el reinado de María la Sanguinaria en su parroquia de Hadley, Inglaterra. Después de ser expulsado de la iglesia y ridiculizado por su adhesión a las Escrituras, apeló personalmente al obispo de Wínchester, al Señor Canciller de Inglaterra, pero este lo mandó a la cárcel y finalmente a la hoguera. Justo antes de su muerte en 1555, pronunció estas palabras:

“¡Buena gente! No les he enseñado nada más que la santa Palabra de Dios, y esas lecciones que he extraído del bendito libro de Dios, la Santa Biblia. He venido aquí este día para sellarlo con mi sangre” (J. Foxe, The New Foxe’s Book of Martyrs, p. 193). Justo antes de que se encendiera el fuego se escuchó al Dr. Taylor repetir el Salmo 51 y entregó su vida.

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿De qué manera la profecía confirma el origen divino de la Biblia? ¿Cómo pueden afirmarnos en nuestra fe estas profecías cumplidas?

  2. En cuanto a la pregunta final del estudio del martes, ¿por qué son tan poderosas las evidencias de Jesús como Mesías?

  3. Jesús y los apóstoles demostraron una fe inquebrantable en la veracidad y la autoridad divina de las Sagradas Escrituras. Por ejemplo, ¿cuántas veces se refirió Jesús a las Escrituras y a que (a menudo en referencia a él mismo) las Escrituras deben cumplirse? (ver, p. ej., Mat. 26:54, 56; Mar. 14:49; Luc. 4:21; Juan 13:18; 17:12). Por lo tanto, si Jesús mismo consideraba las Escrituras (en su caso, el Antiguo Testamento) con tanta seriedad, especialmente en términos de la profecía que se estaba cumpliendo, ¿cuál debería ser nuestra actitud hacia la Biblia también?

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