Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Cómo interpretar la Biblia"

Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2020

Lección 9: "La creación: El Génesis como pilar - Segunda parte"

Para el 30 de mayo de 2020

 

Reseña | Comentario | Aplicación a la vida

 

Ir ArribaRESEÑA

Texto Clave: Job 26:7–10; Génesis 1–2; 5; 11; 1 Crónicas 1:18–27; Mateo 19:4, 5; Juan 1:1–3.

En 1872, mientras realizaba una investigación en el sótano del Museo Británico, George Smith tradujo una antigua tableta babilónica que contenía referencias a Utnapishtim, el sobreviviente del diluvio mundial, y a Gilgamesh, que intentó obtener de él el secreto de la vida eterna. Los periódicos de todo el mundo informaron sobre el sorprendente descubrimiento de la epopeya de Gilgamesh y la primera referencia extrabíblica al diluvio. Desde entonces, los académicos han documentado historias del diluvio difundidas mundialmente de culturas de todo el mundo. También se han encontrado relatos de la creación. A medida que estos nuevos descubrimientos arqueológicos durante los últimos 150 años fueron descubriendo esas evidencias, han surgido nuevos interrogantes sobre el origen y la naturaleza de los relatos de la creación y el diluvio en la Biblia. El relato bíblico de Génesis 1 al 11, ¿es simplemente un préstamo del antiguo Cercano Oriente? ¿Contiene elementos míticos comunes a los demás relatos? Si el relato del Génesis depende de alguna manera de los relatos anteriores de la Mesopotamia o de Egipto, ¿cuáles son las implicaciones históricas y teológicas? ¿Cómo se explican las similitudes y las diferencias halladas en los distintos relatos? ¿Cómo abordan estos relatos la cuestión de la cosmología, o el origen y la estructura del universo? La Biblia ¿también debería considerarse un texto mitológico como los de Egipto y Mesopotamia? Estas y otras preguntas serán el tema del estudio de esta semana mientras exploramos la Biblia en contraposición a su contexto del Cercano Oriente y Egipto.

 

Ir Arriba COMENTARIO

Ilustración

Galileo Galilei llegó a la conclusión de que el Sol era el centro del Sistema Solar, donde la Tierra y los demás planetas giran alrededor del Sol (cosmovisión heliocéntrica). Pero había otros en la Iglesia Católica que enseñaban que la Tierra era el centro del universo (cosmovisión geocéntrica). Esto llevó a un juicio por parte de la Inquisición en el que Galileo se vio obligado a retractarse y fue puesto bajo arresto domiciliario hasta su muerte en 1642. El caso de Galileo a menudo se ha citado como un ejemplo en el que la Biblia frena la ciencia. Pero esto plantea varios interrogantes. La interpretación de la iglesia que se utilizó para condenar a Galileo ¿realmente deriva de la Biblia? ¿Se opuso Galileo a la Biblia en favor de la ciencia? En realidad, la Iglesia Católica había adoptado una cosmología basada en la filosofía aristotélica griega y las matemáticas de Ptolomeo, que luego trató de defender sobre la base de la Biblia. Galileo respondió defendiendo su interpretación sobre la base de la Biblia también. En primer lugar, afirmaba que Dios es el autor tanto de la naturaleza como de la Biblia. Si se las entiende adecuadamente, estarían en armonía. En segundo lugar, Galileo señaló que los intérpretes posteriores pueden errar. Luego declaró que el lenguaje utilizado en la Biblia está adaptado a la persona común y no siempre debe tomarse de manera literal. Finalmente, argumentó que era incongruente la interpretación literal de la insistencia de Josué para que el Sol se detuviera sobre Gabaón (Jos. 10:12) a la luz de la concepción ptolemaica reinante de que la Tierra siempre estaba inmóvil y ocupaba el centro del universo, pues en ese caso el día habría sido más corto, no más largo (ver R. J. Blackwell, Galileo, Bellarmine, and the Bible, pp. 66-69). Hoy no hay dudas de que su interpretación era la correcta, pero a la Iglesia Católica le llevó más de 350 años exonerar a Galileo: lo hizo en 1992.

La lección que debemos aprender es que el intérprete de la Biblia no debe leer la Biblia a través de la lente de las cosmologías del antiguo Cercano Oriente, Egipto, Grecia o la última cosmovisión moderna. Cuando hay dificultades de comprensión, es importante considerar cuidadosamente el contexto, los patrones del lenguaje y el sentido del pasaje bíblico.

Texto bíblico

La Biblia ¿contiene una visión anticuada de la cosmología? Durante siglos, los eruditos críticos pensaron que Génesis 1 reflejaba las ideas de los antiguos babilonios. Por lo tanto, insistieron en que el término tĕhôm, “abismo”, derivaba del nombre Tiamat, la diosa del mundo oceánico primitivo en la epopeya de Enuma Elish. La epopeya representa al dios babilónico Marduk matando a Tiamat en un combate mortal. En la actualidad se reconoce que tĕhôm es simplemente un término para un gran cuerpo de agua que es totalmente antimítico. De hecho, es “imposible concluir que tĕhôm ‘océano’ proceda de Tiamat” (D. Toshio Tsumura, “Genesis and Ancient Near Eastern Stories of Genesis and the Flood: An Introduction”, p. 31). Sugerir que Génesis 1 refleja un conflicto pagano entre los dioses es leer en el texto algo que el texto realmente combate. La descripción del estado pasivo, impotente y desorganizado del “abismo” en Génesis 1:2 revela que el término no es mítico en contenido y que es antimítico en propósito.

El término rāqîa‘ a veces se traduce como “firmamento” (Sal. 19:1; Dan. 12:3) del término firmamentum en la traducción Vulgata Latina del Antiguo Testamento, lo que da una falsa impresión de que el firmamento es una cúpula metálica sólida. Sin embargo, el término rāqîa‘ se traduce mejor como “expansión”, como se puede ver, por ejemplo, en Génesis 1:6, 7, 8, 14, 15, 17 y 20; y Ezequiel 1:22, 23, 25 y 26. Del mismo modo, la lluvia ¿viene literalmente a través de “las cataratas de los cielos” (Gén. 7:11; 8:2)? En otros pasajes, la cebada (2 Rey. 7:1, 2), el terror y la angustia (Isa. 24:18, 19) o las bendiciones (Mal. 3:10) llegan a través de “las ventanas de los cielos” o expresiones similares. Evidentemente, estas expresiones no son literales y sirven como metáforas, así como en la actualidad se utiliza la frase “las ventanas de la mente”. Si la Biblia se lee e interpreta en sus propios términos, generalmente no es difícil detectar y reconocer ese lenguaje. Intentar interpretar que la Biblia habla de algún tipo de universo de tres pisos con una cúpula de metal que contiene ventanas sostenidas por pilares con un inframundo debajo es tomar lo que no tiene intenciones de ser literal dentro del contexto de estos pasajes e interpretarlo literalmente. De hecho, los autores bíblicos se apartaron intencionalmente de esas ideas míticas que mezclaban el reino de los dioses y el de los humanos. Podemos aludir a esta intención como un enfoque polémico de los mitos del antiguo Cercano Oriente y Egipto.

Creación mediante la Palabra. “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Gén. 1:3). Este modo de creación está en contraste directo con los mitos antiguos. En Enuma Elish, Marduk crea dividiendo horriblemente a Tiamat. En la epopeya de Atra-Ḫasis, la humanidad se crea a partir de la carne y la sangre de un dios sacrificado mezclado con arcilla. En Egipto, la creación del hombre ocurre como resultado de la autogeneración o emanación de los dioses. Pero en Génesis no hay indicios de ninguna deidad en la humanidad misma. Los seres humanos son criaturas separadas de Dios.

Criaturas marinas. En el quinto día de la creación (Gén. 1:20–23), Dios creó las “grandes ballenas” (RVA), los “grandes monstruos marinos” (RVR1960), o los “grandes animales marinos” (NVI), según traducen el término hebreo diferentes versiones. En los textos ugaríticos, aparece un término parecido, como un monstruo o dragón personificado, que fue vencido por la diosa creadora Anath. Pero la creación de estas grandes criaturas acuáticas sin esfuerzo alguno por parte de Dios, tal como se expresa a través del verbo “crear”, siempre enfatiza la creación sin esfuerzo y exhibe un argumento deliberado contra la idea mítica de la creación mediante una batalla o combate.

Semana de siete días. “Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido” (Gén. 2:2, NVI). En las cosmologías egipcias no existe ninguna finalidad para la creación. Más bien, el ciclo de creación recurrente del dios sol Amun-Re ocurre a diario. Este concepto de vida y muerte es tan intrínseco al pensamiento egipcio que este considera que la muerte misma es parte del orden normal de la creación. Un papiro funerario de la XXIII Dinastía muestra una serpiente alada con la leyenda “muerte, el gran dios, que hizo dioses y hombres”: una “personificación de la muerte como dios creador y una realización visual impresionante de la idea de que la muerte es una característica necesaria del mundo de la creación” (Erik Hornung, Conceptions of God in Ancient Egypt, p. 81).

La concepción exaltada del relato de la creación en Génesis presenta, como centro, a un Dios trascendente que, como Creador supremo e inigualable, llama al mundo a la existencia mediante su palabra. El centro de toda la creación es la humanidad como hombre y mujer. La cosmología del Génesis revela más ampliamente los fundamentos sobre los que descansa la realidad del mundo bíblico y su cosmovisión. Génesis nos da una imagen de totalidad que sienta todas las pautas para el resto de las Escrituras. La Biblia puede hablar de los acontecimientos del fin porque Aquel que hizo todas las cosas en el principio todavía es soberano sobre su creación (ver además G. F. Hasel y M. G. Hasel, “La cosmología singular de Génesis 1”, pp. 1-16).

 

Ir Arriba APLICACIÓN A LA VIDA

En nuestra cultura actual prevalece la idea de que la Biblia es un libro anticuado con poca relevancia para los principales interrogantes del siglo XXI. En gran medida, la cosmovisión evolutiva deriva de la idea mítica de que no existe un límite definido entre los seres humanos, el mundo natural y el mundo divino. Todos son uno. Para el hinduismo, evolucionamos a través de la reencarnación a otra forma de vida cuando morimos. Dios está en todo y es todo. Según el hinduismo, hay 33 millones de dioses personificados mediante la naturaleza. Este concepto se remonta al antiguo Egipto, donde había 22 mil dioses y donde la muerte y la vida se percibían como parte del gran círculo de la vida.

  1. ¿Por qué es importante que, como cristianos, entendamos que fuimos creados en un estado perfecto y sin pecado en un momento en que la muerte no existía? ¿Por qué son importantes las decisiones, según lo describe Génesis 3? La decisión equivocada de un hombre, Adán, ¿cómo se corrigió con la decisión del Hijo del hombre, Jesucristo?

  2. ¿Cómo puede brindar alguna esperanza para el futuro una teoría evolutiva de millones de años de muerte de una especie tras otra, en un holocausto de dolor? Si la muerte siempre fue la contraparte de la vida en este universo, ¿podría darse una existencia sin muerte?

  3. La enseñanza de la Biblia sobre la vida y la muerte ¿por qué difiere totalmente de las otras religiones principales del mundo? ¿De qué manera la muerte física y la resurrección corporal de Cristo marcan la diferencia en el mundo? Compartan por qué tienen esperanza hoy en las promesas que se encuentran en las Escrituras.

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