Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Isaías: “Consolaos, pueblo mío”"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2021

Lección 7: "La derrota de los asirios"

Para el 13 de febrero de 2021

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 6 de febrero

Lee Para el Estudio de esta Semana: Isaías 36:1; 36:2–20; 36:21–37:20; 37:21–38; 38; 39.

Para Memorizar: “Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra” (Isa. 37:16).

Un hombre delgado camina descalzo con sus dos hijos. Otra familia acaba de cargar todas sus pertenencias en una carreta tirada por bueyes escuálidos. Un hombre guía los bueyes mientras dos mujeres se sientan en el carro. Los menos afortunados no tienen carro, por lo que llevan sus pertenencias sobre los hombros.

Los soldados están por todas partes. Un ariete golpea la puerta de la ciudad. Los arqueros que están en la parte superior del ariete disparan a los defensores de los muros. La matanza frenética reina suprema.

Apretamos el botón de avance rápido. Un rey imponente está sentado en su trono, recibiendo el botín y a los cautivos. Algunos cautivos se le acercan con las manos en alto, suplicando piedad. Otros se arrodillan o se agachan. Las descripciones de estas escenas con el rey comienzan con estas palabras: “Senaquerib, rey del mundo, rey de Asiria” y continúan con expresiones como “se sentó en un nēmedu (trono) y el botín de la ciudad de Laquis pasó revista ante él” (J. M. Russell, The Writing on the Wall, 1999).

Esta serie de imágenes, que una vez adornaban los muros del “Palacio sin rival” de Senaquerib, ahora se encuentran en el Museo Británico, ¡y qué historia tienen para contar sobre la difícil situación del profeso pueblo de Dios!

 

Ir ArribaDomingo 7 de febrero: Con ataduras (Isa. 36:1)

¿Qué le pasó a Judá? 2 Reyes 18:13; 2 Crónicas 32:1; Isaías 36:1.

Cuando el infiel Acaz murió y su fiel hijo Ezequías lo sucedió, Ezequías heredó un reino que había perdido la independencia total. Al haber solicitado ayuda asiria contra la alianza de Siria e Israel, el reino de Judá se vio obligado a continuar pagando a cambio de protección en forma de tributo a Asiria (ver 2 Crón. 28:16–21). Cuando el rey asirio Sargón II murió en un campo de batalla distante y fue sucedido por Senaquerib en 705 a.C., Asiria parecía vulnerable. Las evidencias de los textos asirios y bíblicos revelan que Ezequías aprovechó esta oportunidad para rebelarse (ver 2 Rey. 18:7), tomando medidas agresivas como cabecilla de una revuelta antiasiria entre las pequeñas naciones de su región.

Desafortunadamente para él, Ezequías había subestimado la resiliencia del poderío asirio. En 701 a.C., cuando Senaquerib sometió a otras partes de su imperio, arremetió contra Siria-Palestina con una fuerza devastadora y asoló a Judá.

¿Cómo se preparó Ezequías para un enfrentamiento con Asiria? 2 Crónicas 32:1–8.

Cuando Ezequías vio que Senaquerib tenía intenciones de tomar Jerusalén, la capital, hizo grandes preparativos para un enfrentamiento con Asiria. Reforzó sus fortificaciones, equipó y organizó aún más su ejército y aumentó la seguridad del suministro de agua en Jerusalén (ver además 2 Rey. 20:20; 2 Crón. 32:30). El notable túnel acuífero de Siloé, conmemorado mediante una inscripción que dice cómo se construyó, casi seguro data de la preparación de Ezequías para un posible asedio.

El liderazgo espiritual que ofreció Ezequías mientras buscaba elevar la moral de su pueblo en este momento aterrador fue tan importante como su liderazgo militar y organizativo. “Pero el rey de Judá había resuelto hacer su parte en los preparativos para resistirle; y habiendo realizado todo lo que permitían el ingenio y la energía del hombre, reunió sus fuerzas y las exhortó a tener buen ánimo” (PR 260).

Si Ezequías confiaba tanto en el Señor, ¿por qué hizo tanto esfuerzo por su cuenta? Sus obras ¿negaban su fe? Ver Filipenses 2:12 y 13 sobre la cooperación con Dios, quien proporciona el poder que es verdaderamente eficaz.

 

Ir ArribaLunes 8 de febrero: Propaganda (Isa. 36:2–20)

Los gobernantes de Asiria no solo eran brutales; también eran inteligentes. Su objetivo era la riqueza y el poder, no simplemente la destrucción (comparar con Isa. 10:13, 14). ¿Por qué usar los recursos para tomar una ciudad por la fuerza si puedes persuadir a sus habitantes para que se rindan? Por ende, mientras supervisaba el asedio de Laquis, Senaquerib envió a su Rabsaces, una especie de alto oficial, para tomar Jerusalén mediante propaganda.

¿Qué argumentos usó el rabsaces para intimidar a Judá? Isaías 36:2–20; ver además 2 Reyes 18:17–35; 2 Crónicas 32:9-19.

El rabsaces presentó algunos argumentos bastante poderosos. Ustedes no pueden confiar en Egipto para que los ayude porque es débil y poco confiable. No pueden depender de Jehová para que los ayude porque Ezequías lo ofendió quitando sus lugares altos y altares en todo Judá, diciéndole al pueblo que adore en un altar de Jerusalén. De hecho, Jehová está de parte de Asiria y le dijo a Senaquerib que destruyera a Judá. Ni siquiera tienen suficientes hombres entrenados para montar dos mil caballos.

Para evitar un asedio por el cual no tienen nada para comer ni beber, ríndanse ahora y recibirán un buen trato. Ezequías no puede salvarlos, y como los dioses de todos los demás países conquistados por Asiria no los han salvado, puedo asegurarles que su Dios tampoco los salvará.

El rabsaces, ¿estaba diciendo la verdad?

Como había mucho de verdad en lo que decía, sus argumentos eran persuasivos. Lo respaldaban dos argumentos tácitos. En primer lugar, acababa de llegar de Laquis, a solo 48 kilómetros de distancia, donde los asirios mostraban lo que le sucedió a una ciudad fuertemente fortificada que se atrevió a resistirlos. En segundo lugar, tenía un poderoso contingente del ejército asirio con él (Isa. 36:2). Al conocer la suerte de los ejércitos y las ciudades en otros lugares (incluida Samaria, la capital de Israel, el reino del norte: 2 Rey. 18:9, 10) que habían sucumbido a Asiria, ningún judío tendría motivos para dudar de que, desde la perspectiva humana, Jerusalén estaba condenada (comparar con Isa. 10:8–11). El rabsaces también tenía razón al decir que Ezequías había destruido varios lugares de sacrificio para centralizar la adoración en el Templo de Jerusalén (2 Rey. 18:4; 2 Crón. 31:1). Pero esta reforma, ¿había ofendido a Jehová, que era la única esperanza que le quedaba a su pueblo? ¿Los salvaría? ¿Podría salvarlos? ¡Le correspondía a Dios responder esta pregunta!

Alguna vez has estado en una situación similar, en que, desde una perspectiva humana, todo parecía perdido? ¿Cuál fue tu único recurso? Si lo deseas, prepárate para compartir con tu clase esa experiencia, cómo la enfrentaste y el resultado final.

 

Ir ArribaMartes 9 de febrero: Conmocionado pero no desamparado (Isa. 36:21–37:20)

¿Cómo afectó la inteligente oratoria del rabsaces a Ezequías y a sus funcionarios? 2 Reyes 18:37–19:4; Isaías 36:21–37:4.

Conmocionado hasta la médula y llorando de angustia, Ezequías acudió a Dios, buscando humildemente la intercesión de Isaías, el mismo profeta cuyo consejo su padre había ignorado.

¿Cómo animó Dios a Ezequías? Isaías 37:5–7.

El mensaje fue breve, pero bastó. Dios estaba de parte de su pueblo. Isaías predijo que Senaquerib escucharía un rumor que lo distraería de su ataque a Judá. Esto se cumplió de inmediato.

Momentáneamente chasqueado, pero sin darse por vencido por mucho tiempo, Senaquerib le envió a Ezequías un mensaje amenazante: “No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. [...] ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones [...]? (Isa. 37:10, 12; ver además 2 Crón. 32:17).

Esta vez Ezequías fue directamente al Templo y extendió el mensaje ante el Señor de los ejércitos que habita “entre los querubines” (Isa. 37:14–16).

¿Cómo identificó la oración de Ezequías lo que estaba en juego en la crisis de Jerusalén? Isaías 37:15-20.

Senaquerib había atacado deliberadamente la defensa más fuerte de Ezequías: la fe en su Dios. En lugar de ceder, Ezequías pidió a Dios que demostrara quién es él, “para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres Jehová” (Isa. 37:20)

Lee con oración la oración de Ezequías (Isa. 37:15–20). ¿En qué aspectos de Dios se centra? ¿Qué principio vemos en esta oración que nos puede dar ánimo y fortaleza para permanecer fieles en nuestras crisis personales?

 

Ir ArribaMiércoles 10 de febrero: El resto de la historia (Isa. 37:21–38)

De acuerdo con Senaquerib, según informó en sus anales, tomó 46 ciudades fortificadas, asedió Jerusalén e hizo de Ezequías, el judío, “un prisionero en Jerusalén, su residencia real, como un pájaro en una jaula” (J. B. Pritchard, James B. Pritchard, ed., Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament, p. 288). Pero a pesar de su inclinación por la propaganda como una extensión de su monumental ego, ni en el texto ni en las imágenes afirma haber tomado Jerusalén. Desde el punto de vista humano, esta omisión es asombrosa, dado el inexorable poder de Senaquerib y el hecho de que Ezequías lideró una revuelta contra él. Los que se rebelaban contra Asiria tenían una corta esperanza de vida y muertes horribles.

Los eruditos reconocen que incluso si no tuviéramos el registro bíblico, nos veríamos obligados a admitir que ocurrió un milagro. El hecho de que Senaquerib cubriera los muros de su “Palacio sin rival” con relieves (imágenes talladas) que representan vívidamente su exitoso asedio a Laquis, parece deberse a su necesidad de una estrategia para salvar las apariencias. ¡Si no fuera por la gracia de Dios, estas imágenes habrían mostrado a Jerusalén! Senaquerib no contó el resto de la historia, pero la Biblia sí.

¿Cuál es el resto de la historia? Isaías 37:21–37.

En respuesta a la oración de fe indivisa de Ezequías, Dios envió a Judá un mensaje de total seguridad cargado de furia contra el orgulloso rey asirio que se atrevió a abofetear en la cara al divino Rey de reyes (Isa. 37:23). A continuación Dios cumplió rápidamente su promesa de defender a Jerusalén (2 Rey. 19:35–37; 2 Crón. 32:21, 22; Isa. 37:36–38).

Una gran crisis requiere un gran milagro; y este sí que fue grande. El número de muertos fue elevado: 185 mil. Así que, Senaquerib no tuvo más remedio que volverse a su casa, donde encontró la muerte (comparar con la predicción de Isaías en Isa. 37:7–38).

“El Dios de los hebreos había prevalecido contra el orgulloso asirio. El honor de Jehová había quedado vindicado a ojos de las naciones circundantes. En Jerusalén el corazón del pueblo se llenó de santo gozo” (PR 267). Además, si Senaquerib hubiera conquistado Jerusalén, habría deportado a la población, de tal manera que Judá habría perdido su identidad, al igual que Israel, el reino del norte. Desde esta perspectiva, no habría habido ningún pueblo judío en el que pudiera nacer el Mesías. La historia de este pueblo habría terminado allí mismo. Pero Dios mantuvo viva la esperanza.

¿Qué le dirías a alguien que, aunque no crea en la Biblia ni en el Dios de la Biblia, hace esta pregunta: ¿Era justo que estos soldados asirios, que les tocó nacer allí, murieran en masa de esta manera? ¿Cómo entiendes personalmente las acciones del Señor aquí?

 

Ir ArribaJueves 11 de febrero: En la enfermedad y en la riqueza (Isa. 38; 39)

Los acontecimientos de Isaías 38 y 39 (2 Rey. 20) tuvieron lugar muy cerca del tiempo en que Dios liberó a Ezequías de Senaquerib; a pesar de que la liberación, como se muestra en Isaías 37 (ver además 2 Rey. 19) aún no había ocurrido. De hecho, Isaías 38:5 y 6 y 2 Reyes 20:6 muestran que aún enfrentaban la amenaza asiria.

“Satanás estaba decidido a lograr tanto la muerte de Ezequías como la caída de Jerusalén. Sin duda pensaba que si desaparecía Ezequías, cesarían los esfuerzos por lograr una reforma, y sería más fácil que Jerusalén cayera” (CBA 4:279).

¿Qué nos dice la cita anterior sobre la importancia del buen liderazgo para el pueblo de Dios?

¿Qué señal da el Señor a Ezequías para confirmar su fe? 2 Reyes 20:8–10; Isaías 38:6–8.

Al rechazar las señales ofrecidas por Dios (Isa. 7), Acaz había iniciado el curso de los acontecimientos que causaron problemas con Asiria. Pero ahora Ezequías pidió una señal (2 Rey. 20:8); entonces, Dios lo fortaleció para enfrentar la crisis que su padre había ocasionado sobre Judá. De hecho, revertir la sombra del tiempo en el reloj de Sol de Acaz solo fue posible mediante un milagro.

Los babilonios estudiaban los movimientos de los cuerpos celestes y los registraban con precisión. Por lo tanto, percibieron el extraño comportamiento del Sol y se preguntaron qué significaba. No es casual que el rey Merodac-baladán haya enviado emisarios en este momento. Los babilonios se habían enterado de la conexión entre la recuperación de Ezequías y la señal milagrosa.

Ahora sabemos por qué Dios eligió esta señal en particular. Así como posteriormente utilizó la estrella de Belén para conducir a los sabios de Oriente, usó un cambio solar para traer a mensajeros de Babilonia. Esta era una oportunidad única para que ellos aprendieran del Dios verdadero. Merodac-baladán pasó toda su gestión tratando de lograr una independencia duradera de Asiria. Necesitaba aliados poderosos, lo que explica su motivación para contactar a Ezequías. Si el mismo Sol se movía a pedido de Ezequías, ¿qué podría hacerle a Asiria?

¿En qué sentido perdió Ezequías una oportunidad increíble para glorificar a Dios y exaltarlo ante los babilonios? ¿Cuál fue el resultado? Isaías 39. No obstante, Ezequías, que debería haber dado testimonio del Señor, realzó su propia “gloria”. ¿Cuál es la lección que debemos aprender?

 

Ir ArribaViernes 12 de febrero

Para Estudiar y Meditar:

“Únicamente por intervención divina podía la sombra del cuadrante retroceder 10 grados; y un suceso tal sería para Ezequías indicio de que el Señor había oído su oración. Por consiguiente, ‘el profeta Isaías clamó a Jehová; e hizo volver la sombra por los grados que había descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás’ (vers. 8-11)” (PR 253, 254).

“La visita de esos mensajeros de un gobernante lejano dio a Ezequías oportunidad de ensalzar al Dios viviente. ¡Cuán fácil le habría resultado hablarles de Dios, sustentador de todo lo creado, mediante cuyo favor se le había perdonado la vida cuando había desaparecido toda otra esperanza! […]

“Pero el orgullo y la vanidad se posesionaron del corazón de Ezequías, y ensalzándose a sí mismo expuso a los ojos codiciosos los tesoros con que Dios había enriquecido a su pueblo. El rey ‘les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase’ (Isa. 39:2). No hizo esto para glorificar a Dios, sino para ensalzarse a la vista de los príncipes extranjeros” (PR 255, 256).

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿En qué se parece Satanás al rabsaces asirio? ¿Dice la verdad cuando afirma que has pecado (Zac. 3:1)? ¿Cómo responde Dios? Ver Zacarías 3:2 al 5. ¿Cuál es nuestra única esperanza contra estas acusaciones? Romanos 8:

    Satanás, ¿detiene sus acusaciones cuando eres perdonado? Ver Apocalipsis 12:10. Una vez que recibes el perdón, cuando Satanás sigue diciendo que por tu pecado le perteneces, ¿cuál es la naturaleza de su acusación? Ver Deuteronomio 19:16 al 21 (ley del testimonio falso y malicioso).

Resumen: En respuesta al clamor de un rey fiel, Dios salvó a su pueblo y mostró quién es él: el omnipotente Rey de Israel que controla el destino de la Tierra. No solo destruye a los que intentan destruir a su pueblo, sino también brinda oportunidades para que otros, sin importar cuán “babilónicos” sean, lleguen a formar parte de su pueblo.

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