Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "En el crisol con Cristo"

Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2022

Lección 10: "Templanza en el crisol"

Para el 3 de septiembre de 2022

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 27 de agosto

Lee Para el Estudio de esta Semana: Ezequiel 24:15-27; Éxodo 32:1-14; Mateo 5:43-48; 1 Pedro 2:18-25; Salmo 62:1-8.

Para Memorizar: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mat. 5:5).

No escuchamos que se utilice mucho la palabra manso, excepto tal vez cuando leemos sobre Moisés o estudiamos las Bienaventuranzas. Tampoco es difícil descubrir por qué. La mansedumbre se define como “soportar el agravio con paciencia y sin resentimiento”. No es de extrañar que no escuchemos mucho al respecto; difícilmente es un rasgo respetable en la cultura actual. A veces, la Biblia traduce esta palabra como “humilde”. Nuevamente, la humildad tampoco es un rasgo de carácter que la mayoría de las culturas consideren deseable.

Pero la mansedumbre, soportar los agravios con paciencia y sin resentimiento, es una de las características más poderosas de Jesús y de sus seguidores. Y, con todo, no es un fin en sí mismo: la mansedumbre de espíritu puede ser un arma poderosa en manos de quienes se encuentran en medio del dolor y el sufrimiento. De hecho, el crisol es un buen lugar para aprender la mansedumbre de corazón, porque con nuestra mansedumbre y hechos pedazos podemos ser testigos poderosos de Dios.

Un vistazo a la semana: ¿Cuál es la relación entre el sufrimiento y la mansedumbre? ¿Cómo podemos nosotros, con nuestra mansedumbre y hechos pedazos, dar testimonio a los demás? La mansedumbre, ¿cómo puede realmente ser una fortaleza y no una debilidad del cristiano?

 

Ir ArribaDomingo 28 de agosto: Pan partido y vino derramado

Oswald Chambers ha dicho que debemos convertirnos en “pan partido y vino derramado” para los demás. ¿Qué crees que quiso decir con esto?

De principio a fin, en la Biblia hay ejemplos de personas que fueron “partidas” para servir a los demás. Moisés fue llamado a soportar olas interminables de chismes y críticas al conducir al pueblo a la Tierra Prometida. José fue llamado a una experiencia que implicó traición y cárcel cuando ocupaba un puesto de servicio en Egipto. En cada caso, Dios permitió las situaciones para que la vida de su pueblo pudiera llegar a ser un teatro de su gracia y cuidado, no solo para sí, sino también para el bien de los demás. Dios puede usarnos de la misma manera. Es fácil sentirse enojado o herido en esas situaciones. Pero, como señalamos ayer, la mansedumbre es la capacidad que Dios nos da para soportar esas cosas “con paciencia y sin resentimiento”.

Lee Ezequiel 24:15 al 27. ¿Qué estaba pasando aquí? ¿Por qué pasó Ezequiel por este crisol?

En Ezequiel 24:24 Dios dice: “Ezequiel, pues, os será por señal; según todas las cosas que él hizo, haréis; cuando esto ocurra, entonces sabréis que yo soy Jehová el Señor”. Mediante el ejemplo de Ezequiel, el pueblo de Israel llegaría a convencerse de la verdad acerca de quién era Dios, Jehová el Señor, y verían esta verdad al experimentar el cumplimiento de la profecía que la vida de Ezequiel simbolizaba y el sufrimiento que enfrentó. ¿Quién sabe cuántas personas también verán a “Jehová el Señor” en nuestros pedazos rotos?

Tarde o temprano la vida misma nos quebranta a todos. ¿Cuál ha sido tu experiencia en este sentido? ¿Qué lecciones aprendiste? ¿Cómo puede el Señor usar tu alma hecha pedazos para ayudar a otros?

 

Ir ArribaLunes 29 de agosto: Interceder pidiendo gracia

Lee Éxodo 32:1 al 14. ¿Qué papel cumple Moisés aquí?

Después de que el pueblo comenzó a adorar al becerro de oro, Dios decidió que habían ido demasiado lejos y anunció que destruiría al pueblo y haría de Moisés una gran nación. Pero en lugar de aceptar el ofrecimiento de Dios, Moisés suplicó a Dios que mostrara gracia por su pueblo, y Dios cedió.

Éxodo 32:1 al 14 plantea dos cuestiones importantes. En primer lugar, el ofrecimiento de Dios de destruir al pueblo rebelde y bendecir a Moisés fue una prueba para él. Dios quería que Moisés demostrara cuánta compasión sentía por este pueblo terriblemente desobediente. Y Moisés pasó la prueba. Al igual que Jesús, suplicó misericordia para los pecadores. Esto revela algo muy interesante: a veces Dios también puede permitir que enfrentemos oposición; que pasemos por el crisol para que él, nosotros y el universo expectante podamos ver cuánta compasión tenemos por los descarriados.

¿Qué razones dio Moisés para pedir al Señor que no destruyera a Israel?

En segundo lugar, este pasaje muestra que la oposición y la desobediencia son un llamado a demostrar gracia. La gracia es necesaria cuando la gente menos la merece. Pero cuando menos la merece es también el momento en que menos nos apetece ofrecerla. Cuando María, la hermana de Moisés, lo criticó y luego enfermó, él clamó al Señor para que la sanara de la lepra (Núm. 12). Cuando Dios se enojó con Coré y sus seguidores y amenazó con destruirlos a todos, Moisés cayó sobre su rostro para suplicar por la vida de ellos. Al día siguiente, cuando Israel se quejó contra Moisés por la muerte de los rebeldes y Dios amenazó con destruirlos a todos nuevamente, Moisés cayó de rodillas y rápidamente instó a Aarón a hacer expiación por todos ellos (Núm. 16). En su mansedumbre, en su abnegación en medio de este crisol, Moisés buscó la gracia en favor de quienes evidentemente no la merecían.

Piensa en la gente que te rodea y que crees que son las que menos merecen la gracia. ¿Cómo puedes, con mansedumbre y humildad abnegada, ser una revelación de la gracia de Dios para ellos?

 

Ir ArribaMartes 30 de agosto: Amar a los que nos hieren

Alguien dijo cierta vez: “Por ende, amar a nuestros enemigos no significa que debamos amar el polvo en el que está enterrada la perla; significa que amamos la perla que yace en el polvo. [...] Dios no nos ama porque por naturaleza seamos dignos de su amor. Llegamos a ser dignos de su amor porque él nos ama”.

Cuando miras a tus “enemigos”, ¿qué ves normalmente: la perla o el polvo que la rodea?

Lee Mateo 5:43 al 48. Jesús nos llama a amar y a orar por nuestros enemigos. ¿Qué ejemplo de la naturaleza nos da Jesús que nos ayuda a entender por qué debemos amar a nuestros enemigos? ¿Cuál es el propósito de la enseñanza?

En Mateo 5:45, Jesús utiliza el ejemplo de su Padre celestial para ilustrar cómo debemos tratar a los que nos hieren, quienes quizá nos empujan a la peor forma de crisol. Jesús menciona que su Padre derrama la bendición de la lluvia sobre justos e injustos; si Dios da lluvia incluso a los injustos, ¿cómo deberíamos tratarlos nosotros también?

Jesús no quiso decir que siempre debemos tener sentimientos cálidos con todos los que nos causan problemas; aunque esto también es posible. Fundamentalmente, el amor por nuestros enemigos no pretende ser un sentimiento que tengamos por ellos, sino acciones específicas para con ellos que revelen cuidado y consideración.

Jesús concluye este pasaje con un versículo que a menudo causa mucho debate: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mat. 5:48). Pero el significado es muy claro en el contexto: aquellos que quieren ser perfectos como Dios es perfecto deben mostrar amor por sus enemigos como Dios muestra amor por los suyos. Ser perfecto a los ojos de Dios es amar al adversario; y esto requiere ser manso de corazón, algo que solo Dios nos puede dar.

Con la definición de mansedumbre en mente (“soportar el agravio con paciencia y sin resentimiento”), enumera los cambios que debes hacer para permitir que el Señor te dé la clase de mansedumbre de corazón que te ayudará a tener la actitud correcta hacia tus “enemigos”.

 

Ir ArribaMiércoles 31 de agosto: Una boca cerrada

Los ejemplos más poderosos de mansedumbre en el crisol provienen de Jesús. Cuando dijo “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat. 11:29), sus implicaciones son tales que probablemente ni podemos imaginarlas.

Lee 1 Pedro 2:18 al 25. Pedro da un consejo sorprendente a los esclavos. Describe cómo respondió Jesús al trato injusto y doloroso y plantea que les ha dejado “ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Ped. 2:21). ¿Qué principios de mansedumbre y humildad en medio del crisol podemos aprender del ejemplo de Jesús, como lo expresa aquí Pedro?

Es terrible ver cuando alguien trata a otro injustamente. Y es extremadamente doloroso cuando somos nosotros quienes recibimos ese trato. Debido a que normalmente tenemos un fuerte sentido de justicia, cuando ocurre una injusticia, nuestro instinto es “arreglar las cosas” mientras cargamos con lo que supuestamente es una ira justa y recta.

No es fácil vivir así. Y hasta imposible, a menos que aceptemos una verdad fundamental: que en todas las situaciones injustas debemos creer que nuestro Padre celestial tiene el control y que actuará en nuestro favor cuando sea según su voluntad. Esto también significa que debemos estar abiertos a la posibilidad de que, al igual que Jesús, no siempre nos salvaremos de la injusticia. Pero siempre debemos recordar que nuestro Padre que está en los cielos también está con nosotros y está al mando.

El consejo de Pedro, inspirado en la vida de Jesús, es sorprendente porque parece ser que el silencio ante el sufrimiento injusto es un testimonio mayor de la gloria de Dios que “arreglar las cosas”. Cuando Caifás y Pilato lo interrogaron, Jesús podría haber dicho, y hecho, muchas cosas para corregir la situación y justificarse, pero no lo hizo. Su silencio fue un testimonio de su mansedumbre.

¿Cómo afrontas situaciones en las que te han tratado injustamente? ¿Cómo puedes aprovechar mejor algunos de los principios analizados aquí y aplicarlos a tu vida?

 

Ir ArribaJueves 1 de septiembre: Nuestra roca y refugio

Con mucha frecuencia, los más orgullosos, los más arrogantes y agresivos, son los que sufren de baja autoestima. Su arrogancia y orgullo (y su total falta de mansedumbre o humildad) son como una pantalla, quizás hasta en forma inconsciente, de algo que está faltando en su interior. Lo que necesitan es algo que todos necesitamos: una sensación de seguridad, de dignidad, de aceptación, especialmente en tiempos de angustia y sufrimiento. Podemos encontrar eso solo por intermedio del Señor. En resumen, la mansedumbre y la humildad, lejos de ser atributos de debilidad, a menudo son la manifestación más poderosa de un alma firmemente arraigada en la Roca.

Lee Salmo 62:1 al 8. ¿Cuál parece ser el trasfondo de este salmo? ¿Qué quiere destacar David? ¿Qué principios espirituales puedes aprender de lo que él dice? Más aún, ¿cómo puedes aprender a aplicar estos principios en tu vida?

“Sin causa alguna, los hombres llegarán a ser nuestros enemigos. Los motivos del pueblo de Dios serán tergiversados no solamente por el mundo, sino también por sus propios hermanos. Los siervos del Señor serán colocados en situaciones difíciles. A fin de justificar la conducta egoísta e injusta de los hombres, se hará una montaña de una insignificancia. [...] Por medio de tergiversaciones estos hombres serán vestidos con los oscuros ropajes de la deshonestidad, debido a que circunstancias que están más allá de su control, confundieron su obra. Se los señalará como hombres en quienes no se puede confiar. Y esto lo harán los miembros de la iglesia. Los siervos de Dios deben armarse con la mente de Cristo. No deben esperar que escaparán del insulto y la tergiversación. Se los tildará de excéntricos y fanáticos. Pero nadie debe desanimarse. La mano de Dios está sobre el timón de su providencia, guiando su obra para la gloria de su nombre” (ATO 175).

¿Cuán inmune eres a los reproches y las observaciones mordaces de los demás? Lo más probable es que no seas tan inmune, ¿verdad? ¿Cómo puedes aferrarte al Señor y anclar tu autoestima en Aquel que te ama tanto que murió por tus pecados, y así protegerte de quienes te desprecian?

 

Ir ArribaViernes 2 de septiembre

Para Estudiar y Meditar:

Lee Elena de White, El ministerio de curación, “Importancia del verdadero conocimiento”, pp. 358-359; El Deseado de todas las gentes, “El Sermón del Monte”, pp. 265-281; El evangelismo, “Calificaciones esenciales del obrero”, p. 632.

“Las dificultades que hemos de arrostrar pueden ser muy disminuidas por la mansedumbre que se oculta en Cristo. Si poseemos la humildad de nuestro Maestro, nos elevaremos por encima de los desprecios, los rechazos, las molestias a las que estamos expuestos diariamente; y esas cosas dejarán de oprimir nuestro espíritu. La mayor evidencia de nobleza que haya en un cristiano es el dominio propio. El que bajo un ultraje o la crueldad no conserva un espíritu confiado y sereno, despoja a Dios de su derecho a revelar en él su propia perfección de carácter. La humildad de corazón es la fuerza que da la victoria a los seguidores de Cristo; es la prenda de su conexión con los atrios celestiales” (DTG 268, 269).

Preguntas para Dialogar:

  1. La humildad, ¿en qué medida nos permite “elevarnos por encima” de las heridas y las molestias? ¿Cuál crees que es la característica más importante de la humildad que nos permite hacer esto?

  2. En tu cultura, ¿cuánto se valora la humildad y la mansedumbre? ¿Se las respeta o se las desprecia? ¿Qué tipo de presiones enfrentas en tu cultura que atentan contra el desarrollo de estas características?

  3. ¿Existen grandes ejemplos de mansedumbre y humildad en gente que vive actualmente? Si es así, ¿quién es, cómo manifestó estos rasgos y qué puedes aprender de ella?

  4. ¿Por qué muchas veces equiparamos la mansedumbre y la humildad con la debilidad?

  5. Vimos que David buscó al Señor como refugio. ¿Cómo funciona esto? ¿Cómo se manifiesta siempre ese refugio? En otras palabras, ¿cómo podemos nosotros, como iglesia, ser un refugio para quienes necesitan un resguardo? ¿Qué tipo de amparo ofrece tu iglesia local? ¿Qué puedes hacer para ayudar a que sea un lugar de refugio para quienes lo necesitan?

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