Lenguas antiguas

El autor(a) Ariel Acosta, así como Elvia del Castillo, Dayner Acosta y Luis Amador, cuando escribieron este artículo, eran estudiantes del Seminario Teológico Adventista de Cuba.

Categoría: Artículos, Estudios, Investigaciones

Sería difícil imaginarnos el mundo sin comunicación. Aunque las frases no verbales son las que más comunican en nuestro intercambio de ideas, no es menos cierto que el verbo ocupa un lugar esencial. ¿Qué sería de la radio sin un soporte tal?

La lengua puede ser definida como un sistema arbitrario de símbolos vocales por medio del cual los seres humanos, como miembros de un grupo social y participante de una cultura, interactúan y se comunican. “Arbitrario”, porque no hay una relación necesaria entre ningún artículo lingüístico y lo que éste simboliza. “Sistema”, porque se le usa en una forma ordenada de modo que se pueda describir. “Vocal”, porque se refiere a la comunicación verbal. Desde el punto de vista morfológico las lenguas se dividen en monosilábicas, aglutinantes y de flexión; dentro de estas últimas están la familia semítica, la camítica  y la indoeuropea.

La filología declara que son absolutamente irreductibles las lenguas más antiguas, aunque no afirma ni niega la existencia de una lengua primitiva y única. En los estudios lingüísticos iniciales se creía que el hebreo era tal lengua primitiva y que de éste se derivaban todos los demás idiomas conocidos. Así lo creían también Gerónimo y Orígenes, hasta que en 1768 Leibnitz presentó un trabajo que negaba la idea anterior. Él distinguió dos clases de lenguas: Jafética y Aramea, la primera al norte y la segunda al sur de Europa y Asia.

Algunos comentaristas creen que la confusión de lenguas es universal y literal, explicando así el origen de la diversidad de idiomas. No se tiene indicios de un idioma escrito antes del de Sumer, el cual es de alrededor del 3000 a.C. y no tiene relación evidente con otros idiomas conocidos. Por esta razón es imposible ser dogmáticos en cuanto al origen y desarrollo de la variedad de idiomas, aunque sí hay pruebas de la dispersión de los hombres mucho antes de la cultura sumeria. Los descubrimientos arqueológicos continúan dando evidencia inscripcional para la vasta multitud de lenguas y dialectos empleados en el Antiguo Cercano Oriente. Esta diversidad está reflejada en la Tabla Bíblica de las naciones (Génesis 10:5, 20, 31; Nehemías 13:24), y la explicación se da en el acontecimiento de la Torre de Babel. Otras naciones se identifican como gente de “extraña lengua” (Salmo 114:1), “cuya lengua no entiendes” (Deuteronomio 28:49; Jeremías 3:15), “ni puedes entender lo que dicen”. Las distinciones entre los dialectos se aprecia en el incidente donde los efraimitas fugitivos fueron detectados por su pronunciación “Sibboleth” (Jueces 12:6).

El interés en la diversidad lingüística del mundo antiguo aparece en historias bíblicas como la de la ya mencionada Torre y el Día de Pentecostés. Haciendo un conteo de las personas que se enumeran en Génesis 10 los rabinos más tarde dijeron que el número de lenguas habladas en el mundo antiguo ascendía a 72. Dicha cifra alcanzó amplia aceptación entre cristianos y mahometanos. No se tiene registro lingüístico alguno de varias personas de las que se mencionan en la Biblia, y por otra parte la exploración moderna ha descubierto textos en lenguas de personas no identificables en el Registro Sagrado. El conocimiento de tales lenguas está derivado necesariamente de documentos escritos, y como el arte de escribir surgió en el Cercano Oriente sólo alrededor del 3500 a.C., no podemos saber nada de estas lenguas en etapas anteriores a esta fecha. Las escrituras más tempranas fueron la pictográfica e ideográfica.

Estos ideogramas se convirtieron en fonogramas cuando se estableció un símbolo por sonido, y no mucho después para el significado también. Sólo en un período posterior llegaron a desarrollarse los alfabetos con su sistema silábico e ideográfico.

Los registros de algunas lenguas del antiguo oriente están casi completamente inteligibles o parcialmente inteligibles, y otros están sin descifrar aún. Para algunos se dispone de abundante material; para otros se tiene mucho menos, tal vez sólo nombres propios, unos pocos comentarios o textos muy breves y oscuros como para dar una interpretación segura.

Cualquier clasificación diferente a la geográfica es apenas practicable. Siguiendo este criterio, las lenguas del Antiguo Cercano Oriente se pueden clasificar en los ocho grupos que a continuación se presentan:

  1. Grupo Mesopotámico: El arte de la escritura parecería haber sido originado en el sur de Mesopotamia donde los más tempranos textos, inteligibles hoy, están en sumerio. Los habitantes de Sumer inventaron una escritura pictográfica que cuando se escribía sobre arcilla, en lugar de en un material más duro, desarrollaba los signos en forma de cuña conocidos como escritura cuneiforme. Los textos se escribieron en tal escritura desde alrededor del 3200 a.C. hasta los tiempos de Arsacid.

    El sumerio es una lengua aglutinante, pero no es una lengua semítica ni indoeuropea. Tiene dos dialectos, el Eme-ku y el Eme-sal, de los cuales el primero es el más antiguo. Temprano en el III Milenio a.C. los hablantes semíticos que llegaban se habían convertido en un elemento importante en el norte y centro de Mesopotamia. Aprendieron de los sumerios la escritura cuneiforme, en la cual escribieron su propio lenguaje. El Acadio llegó a ser, entre todas las demás, la primera lengua semítica en aparecer en forma escrita. Sus principales dialectos son el Asirio y el Babilonio. Entre los siglos XV y XIII a.C., sin embargo, el acadio se convirtió en una lengua franca en el cercano oriente, y fue adoptado por gente de hábitos de habla no semítica, dando lugar a otras formas de dialecto del Acadio como el Capadocio, Nuzi, Elamita y Dialecto de Mari, usado por los invasores amoritas. El acadio es conocido de las inscripciones y tabletas de alrededor del 2800 a.C. al 50 d.C. De los tiempos Seléucidas vienen unos pocos textos en transcripción griega. El prestigio de la cultura acadia era tan grande que los pueblos vecinos adoptaron la escritura cuneiforme para escribir sus propios idiomas.

  2. Grupo Zaghros: Desde tiempos tempranos Mesopotamia ha sido sometida a invasión por pueblos de las montañas. Desde los Montes Zaghros han venido ciertos grupos identificables de invasores. En esta región fue establecida una dinastía de gutianos entre la 4ta. y 5ta. dinastía de Uruk. No hay textos conectados con sus lenguas, pero los nombres de los reyes gutianos no son semíticos y parecen no estar relacionados con ninguna familia conocida del lenguaje.

    De las posteriores casitas de los zaghros, quienes tuvieron la hegemonía en Babilonia por cierto años, hay, además, nombres de dioses y hombres y cierto número de comentarios en textos babilónicos. Los nombres de sus superiores son indoeuropeos.

    Una invasión aún más importante fue la de los hurritas, quienes desde el siglo XV al XIII a.C. ejercieron una considerable influencia en el cercano oriente, desde los Zaghros hasta el Mediterráneo y hasta Egipto. La Lengua Hurriana, conocida de innumerables textos en escritura cuneiforme, es una lengua aglutinante sin relación alguna con las familias lingüísticas conocidas.

    A este grupo debería adjuntarse la lengua Elamita para la cual hay material suficiente a disposición, pero que no es completamente inteligible todavía. Las inscripciones más tempranas de Susa, principal ciudad de Elam, están en escritura pictográfica y son probablemente de origen mesopotámico. Más tarde la gente en Susa adoptó la escritura cuneiforme para escribir un dialecto Elamita del acadio, y para escribir su propia lengua. Si el lenguaje pictográfico es llamado Proto-Elamita, los textos cuneiformes más tempranos, del 2500 a.C. aproximadamente, pueden llamarse Antiguo Susiano. La misma lengua, pero en una forma más desarrollada y en un estilo algo diferente de la escritura cuneiforme, es usada en textos desde el siglo XVI al VIII a.C., y puede llamársele Neo-Susiano.

  3. Grupo Anatolio: La escritura cuneiforme se dispersó además hacia el oeste, llegando hasta Anatolia, donde fue usada para escribir el acadio y las lenguas locales. Tal vez por medio de los hurritas llegó hasta los hititas, un pueblo de habla indo-europea que había entrado en Asia Menor desde el oeste y había establecido un reino en la curva del Río Halys. En sus inscripciones se autodenominan nesianos. Su lengua propia es la Indo-Europea del tipo Centum, pero la lengua antigua, conocida como Proto-Khatti parece no estar relacionada con ninguna familia lingüística conocida. Inscripciones en una escritura jeroglífica, que todavía no son totalmente inteligibles, pero que se piensa están asociadas con el Imperio hitita, tan renombradas como jeroglíficos hititas, aunque conocidas como más jóvenes que el hitita cuneiforme, están posiblemente en la lengua del Reino Alicio de Kassuwatna.

    Los Nesianos fueron no sólo los únicos de habla Indo-Europea que invadieron el Asia Menor sino que se mencionan poco en los textos cuneiforme en Luwiano y Palawi, que parecen ser dialectos conocidos que pertenecen aproximadamente al mismo período de los textos cuneiformes hititas.

    Una invasión posterior de Indo-Europeos trajo hablantes del Frigio tipo Satem al centro de Anatolia. Las inscripciones de esta variante del frigio pertenecen a dos grupos: el Antiguo Frigiano, las cuales son de los siglos VII y VI a.C. y están escritas en un alfabeto como el del antiguo oeste griego; y el Neo-Frigiano, del período de Roma, escrito en el alfabeto griego ordinario. El frigio parece haber sido hablado en esa área todavía hasta el siglo V a.C. Un grupo guerrero relativamente similar al ir más allá, rumbo al este, impuso su regla en la tierra de Urartrea, y su habla Indo-Europea, hablada por los sujetos Urartreanos evolucionó en Armenio, al cual conocemos sólo como una lengua cristiana, ya que no fue escrita hasta después de la conversión del país al cristianismo.

    Los primero urartreanos habían estado escribiendo por mucho tiempo su lengua en escritura cuneiforme. Se le llamó primeramente Vannic, porque las inscripciones más tempranas venían del cercano lago Van. Algunos lo llaman Kaldi. Hay inscripciones que datan del 840-640 a.C. y están en una lengua que no es semítica ni Indo-Europea. Se han hecho intentos desafortunados al relacionarla con las lenguas hurrianas y caucasianas.

  4. Grupo Iraní: Las tierras de los Medos y Persas estaban hacia el norte y este de Elam. Estos hablantes Indo-Europeos vinieron como invasores a asentarse entre personas que tenían hábitos de hablar bien diferentes. Las inscripciones más tempranas son Las Reglas de Achaemenid, Darío, Ciro, Jerjes, etc... escritas en una forma alfabetizada de escritura cuneiforme. Esta fue la lengua de los persas y es conocida como Persa Antiguo. El Medo es conocido a partir de algunos comentarios sólo en el nombre de personas y lugares. Sin embargo, éste dio alza al Dialecto Iraní Medio de Arsacid Pahlavi usado dentro del gran Imperio Pardo.

    El Arestano, idioma de las escrituras Zoroastrianas más viejas, representa posiblemente la mejor lengua Bactriana del noreste, de cuya área vino además el idioma Soghdiano. La lengua de los Cyntios pertenece a este grupo iraní; está representada por el Ossetiano, que todavía se habla en el Cáucaso. El Arestano y Pahlavi están escritos en una escritura que probablemente se deriva del Sirio.

  5. Grupo Sirio-Palestino: Tanto el jeroglífico egipcio como la escritura cuneiforme mesopotámica estaban en uso temprano en Siria y Palestina, y de ambos se desarrollaron escrituras con el propósito de plasmar las lenguas locales.

    Las excavaciones en Ras Shamra, para descubrir la antigua ciudad de Ugarit, revelaron toda una literatura en una escritura alfabética basada en la selección de signos cuneiformes. Estos Textos Ugaríticos datan del 1500-1300 a.C., y están en una lengua semítica. El Fenicio es también una lengua semítica; sus inscripciones datan del siglo XII al VI a.c. y están en el alfabeto característico desarrollado por los fenicios, que estuvo dentro de los intentos más tempranos de adoptar los signos jeroglíficos egipcios para escribir el semita. La forma de lenguaje utilizado en las colonias fenicias al norte de África es llamado Punic. Todavía estaba en uso en los días de Agustino. Excavaciones en Biblos han revelado otro grupo de inscripciones en semijeroglíficos basados en el egipcio. Esta lengua de Biblos parecía también ser semítica.

    Hacia el sur lejano en el Sinaí, Serabit al-Khadem, se ha encontrado otra escritura basada en el egipcio, que se conecta con ciertas inscripciones enigmáticas encontradas en todas partes de Palestina, cuya lengua, cuando se interpreta correctamente, se puede considerar semítica. Las lenguas Cananita, Hebreo, Arameo, Samaritano, Moabita, Edomita y Amonita son todas semíticas.

    Además, deben ser mencionados los grupos arábigos. Numerosas inscripciones de los reinos arábigos del sur y la correspondencia del norte revelan la lengua Mineo-Sabaean de tiempo tan temprano como el siglo IX a.C. Ciertos grupos arábigos del norte aprendieron de ellos el alfabeto distintivo, el cual adoptaron para escribir sus propios dialectos: Dedaniat, Lihyanita, Thamídico, Sefaíta, que fueron los precursores del Árabe Clásico. Los árabes presentes en el Pentecostés fueron, sin dudas Nabateos, cuya lengua, escrita en una modificación de la escritura aramea continuó en uso hasta los tiempos islámicos. Todos los dialectos árabes son semíticos.

    La clasificación tradicional de las diversas lenguas semíticas, las dividía según la localización de las naciones que la hablaban en norte, sur, este y oeste. La lengua semita del este suponía un solo idioma principal, el acadio, que admitía una división en los dialectos asirio y babilónico, con escasos matices diferenciales.

    Las lenguas semitas del sur, incluían el árabe (subdividido en árabe del norte, el lenguaje clásico y literario; y árabe del sur, con sus subdialectos: Sabeo, Mineo, Gatabaní y Hadramí) y el etíope antiguo o clásico (Geez) con su moderno descendiente el Amárico. Las lenguas semitas del norte abarcan la familia aramea, a la que se divide habitualmente en la rama oriental y occidental. La oriental es la base del idioma siríaco de la era cristiana; la occidental, la base del arameo bíblico tal cual se lo encuentra en los libros de Daniel y Esdras. Las lenguas semitas del oeste abarca el ugarítico, fenicio y cananeo (del cual el hebreo y el moabita, son dialectos).

  6. Grupo Egeano: En tiempos históricos el griego, en varias formas de dialecto, fue hablado en el Egeo. Estos dialectos luego despertaron porque fue impuesto el griego a personas de otros hábitos de lengua. Probablemente hay evidencia de algunas de estas tempranas lenguas en las inscripciones cretenses y chipriotas. La Lengua Minoniana de los jeroglíficos cretenses es indescifrable todavía.

    Además de los jeroglíficos son conocidos dos grupos de inscripciones lineales: Linear “A” y Linear “B”. Cabe decir que los chipriotas utilizaron una escritura silábica, y las más antiguas inscripciones en esta escritura, llamada Eteo-Chipriota, permanecen sin descifrar.

  7. Lenguas Costeras de Asia: Estas son conocidas mayormente por sus propios nombres, para unas pocas se han encontrados comentarios y de un número aún menor sólo se tienen inscripciones en extrañas escrituras alfabéticas y luego en escritura griega, siciliano, pisidiano, mysiano, isauriano y licaónico. Del Sidedeto-Pamfiliano hay inscripciones en monedas de los siglos IV y III a.C, y tres inscripciones en Sidetano y griego en tumbas no datables. El Carian es conocido de nombres propios de una forma característica, de algunos comentarios y de tres inscripciones bilingües de Egipto del siglo VII a.C., entre otras fuentes. El Lidio está representado en inscripciones recubiertas de las inscripciones de Sardis y un texto bilingüe en lidio y arameo. Las inscripciones datan de los siglos V y IV a.C. Para el Liciano hay todo un cuerpo de material inscripcional, algunos en cartas griegas, pero varios en una escritura extraña. Algunos textos son una escritura bilingüe griego-liciana del 1er. siglo a.C. No hay certeza de conexiones lingüísticas de estas lenguas costeras.

  8. Grupo Egipto-Berber: La antigua lengua egipcia, que es casi tan antigua como los sumerios, fue escrita primero en pictogramas, que son los conocidos jeroglíficos de los monumentos faraónicos. Una forma cursiva de ésta es la hierática, que se usó en materiales más suaves, y una forma aún más cursiva, que apareció alrededor del 700 a.C., es la demótica. La lengua sufrió grandes cambios durante la historia de Egipto, tal es así que la lengua de las Dinastías I-VII (3000-2155 a.C.) es llamada Antiguo Egipcio; la de las Dinastías IX-XVIII (2155-1350 a.C.) Egipcio Medio y la de las Dinastías XIX-XXIV (1350-720 a.C.) Egipcio Tardío. Desde aquí hasta los tiempos de Roma tanto la lengua como la escritura se conocen como Demótico. Después de la civilización de Egipto los documento se comenzaron a escribir basados en el alfabeto griego, se le llamó Copto, y los cuatro principales dialectos fueron el Sahídico, en Egipto superior; Akmídico y Fayúmico, en Egipto Medio; y Boháirico, en el bajo Egipto.

    Hacia arriba, en el Nilo, las reglas etíopes de Napata habían adoptado la lengua egipcia para sus inscripciones desde el siglo VIII a.C. En el 1er. siglo a.C., sin embargo, en la cuidad capital de Meroe, el asentamiento de la Candace cuyo eunuco aparece en Hechos 8: 26-39, había sido desarrollado un sistema de signos para escribir la Lengua Meroítica local partiendo de los jeroglíficos.

    Hacia el oeste de Egipto está el área de las Lenguas Berber; una de las tales es el Numidio, que tiene inscripciones de todas las edades. Está escrito en un alfabeto libio de origen incierto, y los textos, que datan del siglo II a.C. son sólo parcialmente entendibles.

 

Bibliografía consultada

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  2. Aranzadi, Telesfor de. Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana. Espasa-Calpe, S.A. 1930. Tomo 29, pág.1582.

  3. Archer, Gleason. L. Reseña Crítica de una Introducción al Antiguo Testamento. Editorial Portavoz. 1987. Págs. 18,19.

  4. Benton, William. Encyclopaedia Britannica. Encyclopaedia Britannica, Inc. 1960. Pág. 696.

  5. Buttrick, George Arthur. The Interpreter´s Dictionary of the Bible. Abingdom. Nashville. 1962. Vol 3, págs. 67-69.

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  7. Nelson, Wilton. M. Diccionario Ilustrado de la Biblia. Editorial Caribe. 1974. Pág. 65.

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